Capítulo 1

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Francesco.

Lleno una vez más el vaso con el licor que paso de golpe, ni siquiera saboreo nada, solo lo trago sintiendo el ardor que deja en su recorrido.

Vuelvo a lo mismo una y otra vez perdiendo la noción de lo que hago mientras el hombre sentado frente a la mesa golpea el mazo de cartas en la madera mirando a la nada.

Tiene sus propios problemas y aún así se encuentra haciéndome compañía en esta noche después de firmar un documento que me dio más responsabilidades. No han pasado ni doce horas que firme el papel y ya estoy arrepentido.

__ Dejarás seco el minibar - exclama sin ánimos. - En lugar de tragar todo el licor, ve y saca a toda esa gente si tanto te molesta su presencia.

Camino hasta la mesa con la botella y mi vaso, ofrezco llenarle el suyo para luego hacerlo cuando lo desliza sobre la mesa.

__ Ginebra está sacandolos de quicio, no están felices como supones. - se ríe al saber perfectamente de que hablo. - Que al menos uno disfrute su boda.

__ Esa mujer hará hará que su padre se meta un balazo en cualquier momento. Parece ser que su deporte favorito es llevarlo al límite.

Concuerdo con él, Ginebra siempre fue tranquila, pero en cuanto su padre le hizo saber sobre el trato que habían hecho con Donato se volvió más altanera y despotrica contra quien sea cuando se le antoje.

__ Quizá mi destino sea morir en sus manos. - suelto con una risa que es más agobio que diversión - Quizá acepte ese destino.

__ ¿Como alguien que no acepta las reglas de nadie, si lo hace con el supuesto destino? - inquiere mirándome con acusación.

__ Se le llama cansancio. Optaré por ser más coherente y ver por los míos. No caminar sin prestar atención a cada paso - comento oyendo el bullicio que empieza a formarse. Me levanto yendo a donde se originó junto a Lorand, el cual me sigue hasta llegar a la puerta.

Hay una aglomeracion pequeña, se ve una pelea en el medio y solo volteo los ojos al ver a Adriano regañar otra vez a Ginebra.

__ Mi momento reflexivo siempre tendrá su fin por instantes como estos.

Bajo los hombros acercándome al sitio en donde la disputa está en pleno proceso.

__ Baja la voz. - le dice Adriano tratando de mantener las apariencias - Es algo que debe pasar, para esto es el matrimonio y lo sabes, deja de portarte como una niña caprichosa y toma responsabilidad de lo que firmaste.

__ Firmé una maldita acta de matrimonio, no un contrato de gestación subrograda - escupe llena de rabia - Me presté para el matrimonio porque era necesario, no para darle un hijo a este tipo.

Genial, ahora también es contra mí.

__ Esto es pasar los límites, no lo pienso permitir. - se da la vuelta furiosa.

__ Entonces, te gustará cuando ese poder que tienes por ser mi hija se te sea retirado - frena sus pasos al oír al hombre que espera su respuesta.

__ ¿De cual poder me hablas? Lo único que hago es trabajar lo que tú no puedes y no tengo crédito sobre ello tampoco - contesta con una risa - ¿Eso lo perderé también?

__ Efectivamente.

La seguridad que tenía se le va de golpe, miro a todos los que esperan el drama continúe y comienzan a dispersarse actuando desinteresados.

Espero ver una actitud más grosera estallar de parte de Ginebra, sin embargo; lo único que veo es como pierde ese desafío en su rostro. Voltea hacia su padre, luego a mí con un enojo que le torna la mirada brillosa. Puedo ver qué la barbilla le tiembla pero inhala profundo evitando de ese modo que el llanto le gane.

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora