Capítulo 14

656 75 25
                                    

Francesco

Límites nunca me he puesto. Detesto las cargas, me gustan las cosas extremas y ver cuánto causa alguien en mí, es algo nuevo, aunque atrayente, también peligroso.

Quizá eso es lo que necesitaba, un tiempo para pensar todo y verlo desde un punto de vista donde el egoísmo reine, las ganas sobresalgan y todo se caiga.

Lorand tenía razón. Selene incluso con una decisión que tomó, me hizo darme cuenta de la realidad en mis deseos.

No quiero emociones, eso está claro. Pero sí sé lo que quiero y eso es la pesadilla que me ha perseguido por tanto tiempo.

Con eso en mente, regreso a casa acompañado del húngaro y William que se adelantan cuando atiendo una llamada, la cual me entretiene por varios minutos queriendo resolver un tema bancario que me hará ir a una de las sucursales, es lo que más odio, pero a causa de un error en mi cadena de restaurantes tendré que hacerlo.

Todo por culpa de las cifras enviadas y devueltas de hace semanas con William. Debí saber que traería problemas.

No contrato a nadie porque no siento confianza en ese proceso, aunque para hacerme cargo de las finanzas de la organización sí la haya, pero ese ese un punto distinto.

No es algo que sienta netamente mío, porque es un asunto que no puedo tratar así como así.

Entro a la casa con las mirada curiosas de Marcela y una de sus amigas, como las llama, ver a los dos hombres que charlan de no sé qué, mientras los ojos de ambas no se despegan de ellos.

__ A él no lo había visto. - me dice Marcela. - ¿De donde es?

__ ¿El interés porqué, madre?

__ Por mera curiosidad. - toma un sorbo de su Martini, a diferencia de Donato ella no esconde nada con su lenguaje corporal, no lo sabe ni manejar.

__ Pues tú curiosidad debería irse por otro lado, no es de los que sueles traer.

__ Pero puede convertirse en uno. - evito contestar lo que no debo.

__ Él no. - aseguro.

Estar acostumbrado a sus comentarios me hace inmune a lo que muestra conmigo. Son pocas las conversaciones que tengo con ella, y en su mayoría son de ese tipo.

Me acerco a ambos para darme cuenta que es una propiedad lo que tratan, una que según Lorand necesita para poco tiempo. De seguro es algo orquestado para el único ser en el mundo que lo tiene planeando cosas para complacerla y ofreciéndolas sin que se dé cuenta.

__ ¿Esta semana puedo ir con Giulio, verdad? - me pregunta William.

__ No lo sé, aún no me he acercado a los informes. - comunico mirando el móvil. - Pero puedes preguntar. Libertad más que el resto tienes.

__ Iré esta misma noche. Tengo algo que de seguro le gustara. - salimos de la casa con un cielo no tan agradable. - No te digo un "nos vemos luego" porque contigo nunca se sabe.

__ ¿Eso es un reclamo? - evade mi mirada simulando ver la hora.

__ No lo es.

__ Sonó a reclamo.

__ Ilusiones tuyas. No es así. Me debo ir, se hace tarde. - mi risa silenciosa se deja oir. - Buenas noches, Francesco.

__ Anoche tuve una buena noche, hoy lo dudo. - me ve de reojo y no disimulo la diversión que verlo de esa manera causa.

El infeliz sabe que por mi mente solo se reproduce una y otra vez lo ocurrido, entre él, yo y el cinturón que lleva puesto.

Un daño por un daño dijo, pero en mi caso no lo sentí de esa forma. Daño es lo que causa tener que aguantar las ganas, viéndolo irse.

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Where stories live. Discover now