Un Nuevo Mundo

[Arco 1] Capítulo 8 - Batalla de Trakai

"Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas"

                                                                                              Winston Churchill

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En algún lugar de Fromdall, pueblo nativo de los Newén

Ya había pasado un día desde que los misteriosos soldados se habían retirado del pueblo llevando consigo al prisionero que habían capturado. Todos en el pueblo llevaban a cabo sus tareas diarias, mientras esto ocurría el chamán Newén estaba parado frente a la hoguera donde había tenido las visiones la noche anterior.

Mientras su mente seguía recordando vivazmente la noche anterior, el chamán estaba pensando sobre este nuevo país que vio en las visiones, repentinamente la voz del jefe del pueblo lo sacó de sus pensamientos.

"Con todo respeto, ¿Realmente piensa usted que esos soldados volverán?"

"No lo pienso, lo sé, lo he visto. Esos soldados pertenecen a un nuevo país que fue traído a este mundo por los mismísimos dioses. Tienen un objetivo que está más allá de los conceptos creados por todas las civilizaciones de este mundo"

"Ya veo..."

"Sé que eres fiel a nuestro ideal de resguardarnos dentro del bosque. Pero es inevitable tener que abrirnos al mundo exterior, el mundo exterior está en constante cambio y evolución, debemos de adaptarnos a él o el propio mundo nos destruirá. Lo mejor que podemos hacer por nuestro hogar es negociar para que no sea destruido completamente. Puede que no te agrade la idea, pero es lo que hay que hacer"

"Realmente no comprendo completamente, pero confío en ti"

"No te preocupes, hoy lo entenderás, hoy el imperio verá que su destrucción es inevitable y el mundo verá el surgimiento de un nuevo poder, que destruira los cimientos del viejo mundo y creará uno nuevo... Y nosotros... Nosotros tendremos la oportunidad de ponerlos del lado correcto de la historia" El jefe de la aldea dijo cada palabra de forma seria para que el jefe de la aldea comprendiera lo crucial de no enfrentarse a esos soldados.

***

Campamento de las Fuerzas de Defensa Nacional

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A las afueras del campamento un helicóptero Iroquois aterriza por segundo día consecutivo en el mismo lugar, está vez transportaba a un diplomático enviado por la casa blanca para negociar con el jefe de la aldea la posibilidad de crear una mina a cielo abierto para minar materiales que podrían ser valiosos para Impor.

La razón de intentar negociar inclusive con indios era que Hernán había ordenado que como primer plan siempre se intentará negociar antes de intentar un plan que fuese más, letal. Como este era un nuevo mundo Hernán quería conseguir la mayor cantidad de aliados y de acuerdos comerciales para lograr recolectar información sobre el nuevo mundo.

Durante los siglos anteriores a la globalización los mercaderes que viajaban entre reinos eran las personas que transportaban las noticias entre los mismos, cuando un rey quería saber sobre otro reino normalmente se alcudia a un mercader que en la mayoría de veces era quien sabía perfectamente que pasaba en todos los reinos cercanos.

Por eso Hernán quería tener a su lado a los mercaderes y a los gobiernos de los países con los que trataba ya que en caso de ser atacado en un futuro, estos países le advertirán a Hernán de la amenaza. Esto por supuesto solo funcionaria hasta el momento en que Impor lograse colocar satélites en el espacio, tras eso, los aliados dejarían de ser una necesidad, pero siempre estaría abierto a las negociaciones.