Un Nuevo Mundo

[Arco 2] Capitulo 22 - El aire de la esperanza

"Vivir para servir, servir para luchar, luchar hasta morir"

                                                                                                                  Legión Española

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Año 375

Veinticinco de Agosto, calendario Imporiano

Era de la Diosa Ashes

República de Impor

Imporia

Calles de la Capital

14.19 PM

En una fresca tarde de otoño en Imporia, una ciudad para cualquier local de este nuevo mundo, majestuosa y futurista, rozando la divinidad. Una breve rafaga de viento cruzó entre las imponentes edificaciones a través de las que Hernán y María caminaban.

Los árboles y las flores en pleno esplendor proporcionaban un contraste natural a la tecnología moderna que los rodeaba. Imporia, emanaba un ambiente de elegancia y poder. Sin embargo, la belleza no era su única cualidad, sino que además era diversa, la ciudad recientemente se había visto inundada por una ola de migración de semihumanos que buscaban refugios en una tierra que prometía oportunidades.

Hernán, con su mirada penetrante y una sonrisa tímida, se encontró con María en medio de un mar de gente. Ella, con su cabello oscuro y ojos brillantes, se destacaba como una rosa entre las rosas ante los ojos de Hernán. La gente pasaba a su alrededor, inmersa en sus propios asuntos, mientras Hernán y María se sentaban en un banco de piedra junto a un estanque.

"Realmente es hermoso y gratificante ver lo que lograste Hernán, la gente convive en armonía a pesar de sus razas y diferencias" María habló mirando los alrededores del parque hacia donde habían caminado.

"Si, los vi, mi esperanza de crear una nación que sirva de faro para todo el mundo está más viva que nunca. Pero también me ayudaste vos y el resto, los asistentes, los militares, solo nunca podría haber hecho esto" Hernán habló con una voz que denotaba fascinación y alegría.

"Parece que viven vidas paralelas a las nuestras, con sus propios anhelos y sueños. A menudo me pregunto qué piensan de nosotros" Añadió mirando a una familia de semihumanos que pasaban por delante.

María miró a su alrededor, observando a las figuras semihumanas que se mezclaban sin esfuerzo con la multitud. Algunos parecían humanos en todos los sentidos, mientras que otros exhibían características de animal.

"Parece que han encontrado su lugar en este mundo. Aunque no puedo evitar preguntarme si anhelan algo más allá de lo que conocen" María preguntó.

Hernán suspiró, jugueteando con una hoja caída que había aterrizado a su lado. "Quizás también luchan con preguntas sobre su futuro y su propósito en la vida. Después de todo, si lo pensas bien María, muchos han sido victimas de genocidios y guerras interminables. Algunos han visto morir a sus padres, otros han tenido que matar para comer, creo que es inevitable que alguno de ellos se pregunten, '¿Que hare con mi vida?'"

María asintió, sus ojos fijos en el horizonte lejano.

El sol se hundió lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas. Las luces artificiales comenzaron a iluminar el parque, creando un ambiente mágico. Hernán y María se sumergieron en un silencio cómodo, cada uno perdido en sus propios pensamientos.