¡Cupido ¿dónde vives?!

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¿Ahora que debía hacer? En lo último que se preocupó fue en su vivienda. ¿Qué debería hacer? Observó a Jeongin que recogía sus cosas, listo para irse.

—Jeongin, tú, ¿sabes dónde puedo conseguir dónde vivir?

El menor abrió sus ojos preocupado.

—¿No tienes dónde vivir?

—Me quedé sólo por hoy en un motel de paso y realmente no quiero quedarme mucho tiempo, prefiero algo más estable ¿sabes dónde podría?

Sin duda era el peor mentiroso, comprende la situación más ahora que la está viviendo y es capaz de entender que debió tener mejor trazado el plan. Si su vida no se basara en arreglar sus agujeros argumentales en sus mentiras con magia, ahora mismo estaría en presión con dos policías preguntándose porque rayos no estaba en la base de datos donde está recopilado la información de cada coreano.

Turbio, quiso temblar por el cosquilleo en su espalda de sólo pensarlo.

—No se diga más, toma tus cosas y ven a esta dirección.

Dijo mientras escribía en un papel una dirección, Jisung claramente no tenía ni idea de dónde estaba ese lugar, pero tampoco tenía idea de dónde conseguiría una maleta con ropa y pertenencias que claramente NO TIENE.

Ya vería como se las arreglaría.





Fue todo un descontrol, primero tuvo que transformarse en cupido nuevamente y buscar a Changbin, quien lo regañó y le dijo que debía quedarse en el cielo por lo menos hasta que se hiciera de día. ¡Sería más fácil! Pero no, quizá en un futuro Jeongin quiera ir a su casa. ¡Y no lo podría llevar al cielo! Debía tener todo planeado para un futuro incierto, nunca se sabe.

Changbin frustrado lo ayudó, al ser un ángel artesano (cuál su único trabajo es hacer nubes con formas, tremendo poder desperdiciado), hizo con nubes un celular, una maleta y conjuntos de ropa, productos de belleza, varios aparatos más, zapatos, dinero, una cartera con varias tarjetas extrañas y maquillaje, después de llenarlo con cariños que lo hicieron quejarse, bajó nuevamente a la tierra, siguiendo las indicaciones que su mejor amigo le dió, pidió un taxi, dictó la dirección, pagó y se bajó del auto, quedando fascinado al ver una gran reja, varias casas grandes, blancas y caras, se acercó al portero.

—Uh, disculpa, fui citado por Yang Jeongon. ¿Estuvo aquí?

—Oh, el señor Yang, enseguida le llamo para que sepa de su llegada, su casa es la cinco, lo verá escrito en el buzón, pase.

Apretó un botón mientras hacía la llamada y una puerta igual a la gran reja se abrió, se inclinó de forma de agradecimiento y tomando la maleta se adentró, para seguidamente cerrarla a sus espaldas, caminó nervioso buscando la casa hasta dar con ella, era como el resto, pero tenía un jardín muy bien cuidado, bancas rosas pálido, flores de diferentes colores, esa era la casa número cinco, vió la casa número seis y a pesar de verse igual, tenía una pinta bastante monótona, no podía describirlo, sin darle mucho importancia se acercó y tocó la puerta, un radiante Jeongin lo saludó dejándolo pasar.

—Puedes vivir aquí el tiempo que quieras, si quieres hasta que consigas un lindo hogar, espero que no te moleste que mi hermano mayor también viva acá.

—No, digo, espero que yo no lo moleste a él, realmente estoy agradecido, haré lo posible para conseguir donde vivir.

—No te preocupes, deja los presento, sígueme.

¡Cupido en apuros!Where stories live. Discover now