☜♤☞ 8. Sacrificios

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Dentro de cada uno de nosotros hay pérdidas y sacrificios que nadie más ve.
Es mejor arriesgarse que vivir con el remordimiento por las cosas que nunca fueron.

El miedo es temporal, pero el arrepentimiento puede ser para siempre.

Los dos Na'vi llevaban más de dos horas en vuelo hacía el sur.
Habían ido en silencio, a excepción de algunos momentos donde se molestaban el uno al otro.

El metkayina sobó su estómago sintiendo las náuseas y la acción motora de su abdomen.

-Se que llevas algo de prisa ¿Pero podemos descansar un poco? Creo que voy a vomitar-.

-¿No te puedes aguantar un poco?-.

- ¿Quieres que vomite aquí arriba?-.

-Okey ya entendí, aterrizaremos por ese bosque de allá-.

El omaticaya le señaló una zona cercana llena de árboles, a la cual se dirigieron para estacionarse momentáneamente.

Una vez en tierra, los dos desmontaron el ikran.

-Nunca habia estado tan arriba del suelo-.

-No debiste exponerte a venir entonces-.

-Entonces me habría arrepentido toda mi vida-.

Neteyam observó al metkayina, aún no entendía porque era tan insistente en acompañarlo.

Ao'nung pareció calmarse un poco y reincorporarse.

-Bien, hay que buscar algunas provisiones y descansar un poco-.

-¿Qué dices? Sólo bajamos un rato porque querías vomitar-.

-¿Y seguir así sin comida o agua? Vamos a morir antes de que lleguemos con el Clan-.

El omaticaya no quería detenerse mucho pero entendió el punto. Examinó su alrededor, aún era noche y el bosque estaba fosco.

-Esta bien, haremos una fogata-.

-Buena idea-.

Ambos comenzaron a recolectar todo tipo de ramas y palos, los juntaron en un montón y con la fricción de dos rocas lograron encender un fuego.

Ao'nung se sentó en el pasto empezando a sentir la calidez de la hoguera, volteó a mirar al otro na'vi y quiso molestarle un poco.

-Hay frutos en los árboles, deberías ir juntar algunos-.

-¿Por qué yo?-.

-Porque tú eres el chico del bosque, yo soy un na'vi del océano, este no es mi territorio-.

Neteyam le gruñó bajamente, pero aún así trepó uno de los árboles, quitó algunas frutas de sus ramas y luego se las aventó al metkayina en la cara.

-¡Auch! No tienes que ser tan rudo conmigo-.

El metkayina se quejó sintiendo el dolor por el objeto que había caído justo sobre su cabeza. Aún así tomó el fruto y lo sacudió un poco para morderlo.

El omaticaya bajó del árbol con un par más de frutas entre sus manos, señalando a Ao'nung para que ahora él hiciera su parte.

-Bueno, ahora tú tendrás que conseguirnos algo de carne-.

-¿Hablas enserió? ¡Yo jamás he cazado en un bosque!-.

-Siempre hay una primera vez-.

MODORUHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin