tres.

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Lean volvía a la terraza constantemente para ayudar a Liz cada vez que la encontraba llorando, eran la mejor compañía de el otro, ya conocían un montón de la vida de ambos.

Todos en el curso habían notado el cambio en la relación de ellos, Cuti y Licha estaban más que felices por eso, ahora podían ver a las dos personas que querían convivir en paz pero Camila estaba completamente disgustada con su relación.

Lean,Liz, Cuti y Licha estaban en la terraza sentados en el piso apoyados en la pared, habían llevado sánguches de miga y ahora mismo estaban hablando mientras comían y tomaban mates

– Y cómo empezo todo lo de tu mamá? –pregunto Lean al escuchar a Liz contar lo mismo de siempre: había estado maltratandola físicamente–

– Siempre fue asi –hablaron Licha y Liz al mismo tiempo–

– Antes nos trataba muy mal, fuimos el peor error para ella y después empezó a ser peor–comento Licha–

– Claro, además se volvió una drogadicta así que en ciertos momentos tenemos que cuidarla nosotros, después volvemos a lo mismo, ella no quería ni que estudiemos, nos tenía encerrados en casa la mayor parte del tiempo, después le dió más libertad a Li –comento Liz–

– Igual me caga a trompadas, le hago acordar a mi viejo, casi me apuñala una vez –.

a Lean y Cuti aún le sorprendía lo normalizado que lo tenían al contarlo para ellos era algo de todos los días

– Si, a mí también –comento Liz cebando los mates– pero nos hizo de todo, somos los más traumatizados en ese tema –.

Licha asintio dándole la razón y cambiaron de tema para hablar de otra cosa más feliz.

Lean y Liz caminaban por la escuela abrazados, hablando sobre una canción que había escrito recientemente ella, también hablaban sobre lo bien que le iba a el en el fútbol últimamente.

– Escúchame, el sábado queremos ir con Li y Cuti a el cine ¿a vos te pinta? –pregunto Lean–

– Eh si, tengo que ver igual –ella se encogió de hombros–

Su mamá era mucho más liberal con Licha que con Liz, le encantaba tener el control total de lo que ella hacía y el control mental también, estaba tan manipulada que su único lugar de paz era el colegio

– Cuando tenga más plata te voy a sacar de ahí, te lo juro –.

Lean prestaba atención a cada gesto de ella, le encantaba verla hacer cualquier cosa, ella era una persona que se mostraba tan tranquila y feliz con todos, solo el la había visto en su peor momento, la había visto siendo totalmente frágil y aún así, podía decir que era la persona más fuerte y carismática que existe, nunca se ponía en papel de víctima y tampoco trataba mal a nadie por lo que le pasaba

– Que miras? –pregunto Licha al lado de Lean–

La vista de Lean dejo de estar encima de Liz cuando sus miradas se cruzaron y ella le sonrió

– Te gusta la Martinez? –pregunto Cuti con el mismo tono que Lean ya había usado–

– Cierren el orto –.

– A Beth le agradas por lo menos –se escucho la voz de Lautaro detrás de ellos– Habla mucho de vos –.

– Cállate Lautaro –se escucho la voz de Liz la cual ahora tenía las mejillas rojas–

– Se pone roja, más linda –se escucho la risa de Lean mientras la miraba con ternura–

Ambos cruzaron miradas y se sonrieron, Beth se fue a el curso con Lautaro para que le expliqué algo de matemáticas mientras que Lean, Licha y Cuti quedaron los tres juntos hablando sobre Lean y Liz.

mi otra mitad | leandro paredes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora