cinco.

808 49 2
                                    

Leandro miraba a Liz mientras ella pintaba un cuadro en clase de arte, estaba tan enamorado de todo de ella, su sonrisa, su mirada, su forma de decir y hacer las cosas, lo delicada que era y el sentimiento de paz que le generaba era simplemente maravilloso para el, no podía igualar el sentimiento que tenía hacia ella con nada en el mundo, hasta se sentía estúpido por alguna vez creer que había estado enamorado de Camila, el no conocía el amor real antes de Liz.

Pero ahora, la tenía enfrente y confirmaba que la amaba, le veía una luz especial y casi mágica, ella brillaba sin darse cuenta y aún cuando se sentia apagada.

Liz dibujaba a una pareja enamorada pero eran como auras, ninguna tenía rostro y sus cuerpos no eran humanos, eran almas conectadas en cualquier universo que exista, así se sentía con Leandro, estaban destinados a ser, después de tanto odio, ahora eran el amor más puro que conocía el otro, Liz no conocía el amor directamente, lo único que conocía era el cariño pero realmente muy poco, Leandro le hizo sentirse por primera vez en su vida realmente amada y cuidada por alguien que no fuesen sus hermanos, la hacía sentir la persona más importante del mundo, le hacía sentir afortunada y enamorada.

Mientras ambos pensaban en el amor que se tenían uno al otro, Liz se dio media vuelta buscando la mirada de el la cual ya la estaba mirando a ella, ambos se sonrieron y Lean le tiró un beso

Liz le dio una última sonrisa para luego seguir dibujando

Licha y Cuti veían la escena muertos de amor, que afortunados de estar presenciando el amor adolescente.

Luego de la clase, Lean fue corriendo a buscar a Liz para llevarla a la terraza, subieron las escaleras corriendo y al fin llegaron a la parte de arriba.

Se besaron con todo el cariño que se tenían, todos sus besos eran dulces y con una delicadeza que ni ellos sabían de dónde salía.

– Liz, te amo –le susurro Lean por arriba de sus labios–

– Te amo –le respondió Liz dándole un corto beso y se miraron a los ojos–

– Te gustaría ser mi novia? a mí me gustaría ser tu novio la verdad –.

Liz soltó una leve risa y asintio con la cabeza

– Me encantaría ser tu novia –.

Se siguieron besando y abrazando por un rato hasta que llegaron Licha y Cuti con comida, se sentaron a comer como cada semana en los recreos.

Licha miraba a Liz con una sonrisa, Leandro le estaba generando tantas cosas buenas, cómo por ejemplo, el ver a Liz comer, algo que no pasaba nunca o casi nunca, era muy difícil que ella lo haga pero ahí estaba, comiendo unas medialunas con jamón y queso sin importarle cuantas calorías tenga.

mi otra mitad | leandro paredes Where stories live. Discover now