nueve.

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Argentina vs Francia.

El único partido que Liz presenciaba en Qatar, todavía no podía creer que estaba viendo a sus dos hermanos junto a su mejor amigo jugar una final, se sentía la persona más orgullosa del mundo por ellos.

Tenía a Nina en sus brazos mientras esperaba que empiecen a cantar el himno, el corazón de Liz aún latía con nervios al ver a Leandro y ahí estaba, cumpliendo su sueño más grande después de tantas caídas que había tenido, ahí estaba, cumpliendo el sueño que tantas mañanas contaba en el curso, que tantas veces hablaron entre ellos con los ojos de el llenos de ilusión.

Durante estos años, Liz decidió perdonarlo pero aún así le costaba cruzar palabras con el, cada vez que podía, intentaba ignorarlo.

Ella cantaba el himno con todo el sentimiento que podía, el sin que ella lo sepa, ya la había visto entre toda esa gente y no podía dejar de mirarla, era increíble como nunca dejo de sentir amor por ella.

El partido empezó y con ello, empezaron los nervios de Liz pero una vez terminado con Argentina campeón, Liz lo único que pudo hacer es llorar y sentir una felicidad enorme, su ídolo, sus hermanos, su mejor amigo y la persona que más feliz la había hecho por mucho tiempo estaban ahí, habían cumplido su sueño, le habían dado una alegria enorme a todo el país.

La mirada de ella busco a Leandro y lloro aún más cuando lo vio abrazado a Scaloni, llorando a mares ambos.

Busco con la mirada a sus hermanos, los cuales estaban abrazados mirando a su familia, apenas cruzaron miradas con Liz le empezaron a tirar besos, ambos tenían la cara roja de llorar, Liz estaba igual.

Ella junto a Agus y Muri fueron a dónde estaban las demás botineras, todas con la misma emoción y sentimiento, casi que no podían creer lo que pasaba.

Liz con Nina en brazos, sonrió al ver a Agus y Muri abrazadas llorando, ellas eran parte de todo el proceso de los Martínez para llegar a la felicidad, ellas eran parte de el esfuerzo de los tres para llegar a ser quienes eran ahora.

Después de un rato, pudieron al fin abrazar a sus familias, Liz camino esta vez más tranquila pero el corazón le seguía latiendo a mil, se cruzó con Licha y Lauta de frente, ambos la abrazaron fuertemente.

- Son mi más grande orgullo -dijo Liz abrazándolos-

- Te amamos, melli -se escucho la voz de Licha-

- No puedo creer que después de tanto estemos así, los amo, fueron mi fuerza todo este tiempo -murmuro Lauti logrando que los tres vuelvan a llorar a mares-

Se separaron mientras los chicos iban a saludar a las chicas y Liz cruzo miradas automáticamente con Cuti, se sonrieron a lo lejos y ella corrió a abrazarlo fuertemente, el la abrazo por la cintura, volviendo a llorar.

- Como está mi bestie? -hablo ella con los ojos puestos en el una vez que se separaron del abrazo- Te extrañe mucho -.

- Yo también, no puedo vivir sin vos, Liz -hablo el dramatizando- Estoy bien, siendo campeón del mundo -.

Leandro le trajo la copa a Cuti sin siquiera ver quién estaba a su lado, Cuti se puso tenso por unos segundos en cuanto Lean y Liz cruzaron miradas

- Hola Leandro -le dijo Liz con una sonrisa en la cara, sonrisa que Leandro pocas veces había visto dirigida hacia el-

La realidad es que Liz en ese momento tenía demasiada felicidad encima como para que simplemente hagan como si todo estuviese mal, Lean se merecía tener un buen día, hoy era su día y Liz no planeaba arruinarlo.

- Hola Lizzy, soy campeón del mundo -dijo el mostrando la medalla aunque lo único que resonó en la mente de ella fue el apodo-.

Liz le sonrió dulcemente, estaba tan feliz por verlo cumplir uno de sus más grandes sueños.

Mientras Cuti miraba la situación confundido ¿por qué ahora fingian que estaban bien?

- Felicidades -.

Ambos se sonrieron por última vez, guardando en registros de su mente todo aquel momento feliz, nunca iban a poder estar tan en paz uno con el otro como en ese momento, el se fue y en ese momento ella sintió que podía soltar todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones

- Te sigue gustando? pendeja de mierda -se escucho la risa de Cuti-

- Chupala bobo, no me gusta, solo que hoy estoy demasiado feliz para cagarle el día -.

Cuti soltó una carcajada al instante en que escucho eso y saludo a Liz con un abrazo para volver con su familia, ella volvio con la suya y se sacó varias fotos con ellos, con la copa.

Lean miraba a Liz todo el tiempo pero ella evitaba hacerlo, ya había sido mucho esa pequeña interacción, la voz de el aún resonaba en su cabeza, su sonrisa quedo por el resto del día en la mente de Liz.

Lean solo podia mirarla y suspirar, su familia se reían entre ellos al notarlo, el nunca había dejado de estar enamorado de Liz, que triste que la vida los alejara pero fue lo mejor para ella.

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mi otra mitad | leandro paredes Where stories live. Discover now