once.

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Lean y Liz se miraron por quinta vez en lo que llevaba de la mañana, estaban todos sentados desayunando antes de salir, Liz y Lean notaban que el otro quería hablar pero no sé animaba, entonces siempre cruzaban miradas incómodas

- Ay me cagan el desayuno, enfermos de mierda -se escucho la voz de Cristian, de mal humor volteando a mirar a Lean y a Liz- Vayanse a hablar afuera y más vale que cuando vuelvan se dejen de mirar como pelotudos, rajen de acá -.

Cristian empujó a Lean el cual estaba más cerca y después Licha empujó a Liz, ambos se levantaron y salieron al patio para hablar aunque ninguno sabía bien de que hablar o que decir.

– De que querés hablar? –Liz fue la primera en hablar–

– En realidad no se que decir, solo no me gusta estar así, llevamos años así y cada vez lo aguanto menos, preferiría que estemos a las trompadas como antes a estar así, fingiendo que ninguno existe y se que vas a decir que fue mi culpa y no, Liz, vos sabés que no fue mi intención –.

– se que no fue tu intención, aún así lo hiciste, me traicionaste y me rompiste el corazón, Leandro, hice millones de canciones hablando sobre como me hiciste mierda –.

– no fue mi intención Elizabeth, sabes que yo hubiese dado mi vida porque estés bien y jamás haría nada que te haga mal –.

– Eso pensaba yo –hablo Liz levantando la mirada hacia el– hasta que alguien me empezó a gritar todos mis traumas en la cara siendo que nunca había hablado con ellos y no solo te pedí yo que no cuentes nada, Lisandro también te lo había pedido, te chupo un huevo, fuiste a contárselo a ella aún sabiendo lo mucho que me odiaba –.

Leandro la miro sin saber que decir, no porque no tenía argumentos, si no porque verla de nuevo tan afligida por ese tema lo hacía sentirse la peor basura del mundo y quizá si lo era, el de igual forma lo había contado pero no esperaba que su familia se lo cuente a Camila, no esperaba que su hermana y su mamá traicionen su confianza.

– Lizzy yo no le conté nada a Camila –Liz rodo los ojos y se estaba por ir pero el la agarro suavemente del brazo sin hacer fuerza– No te vayas, déjame contarte cómo fueron las cosas –.

Ambos cruzaron miradas, Liz tenía los ojos llorosos, no por el, si no por el tacto de el en su piel, un tacto que casi no sentía pero que le pedía a gritos que se quede, Lean seguía consciente de que Liz tenía aún sus traumas, por eso tomaba distancia y a la hora de llamarle la atención lo hacía con una voz tranquila aunque el este enojado y la agarraba pero ese agarre era casi una caricia, jamás la toco con fuerza de más, al contrario, siempre fue totalmente delicado y era algo que Liz había olvidado pero que le encantaba.

– No llores Lizzy, porfa –el hizo un puchero y ambos se sentaron en unas sillas que había por ahí–

– Te escucho –.

– Primero yo sé que lo de la foto no te dolió tanto pero nunca te hice cornuda Liz, ella vino y me beso de una, la saqué al instante pero no sé cómo, alguien ya había sacado la foto –comento el mirando a Liz directamente– después con lo otro, yo ni sabía que ella sabía esas cosas, no le conté nada a ella pero –.

Apenas se escuchó el "pero" Liz volteo a verlo con los ojos entrecerrados

– Le hable a mi mamá y a mi hermana en busca de ayuda sobre el tema, no sabía cómo ayudarte, estaba súper preocupado por vos y no encontraba respuestas solo más que juntar plata para sacarte de ahí y escaparnos pero no sabía si era un buen plan, sabes que ella es muy manipuladora y que siempre se llevó bien con mi familia así que quizá se lo hayan dicho pero realmente no era mi intención, nunca quise que ella lo sepa, de hecho, no esperaba que le digan a nadie pero bueno, el estúpido fui yo por confiar en mi mamá –.

Liz volteo a mirar a Lean, ahora entendía todas las miradas de lastima que soltaba la mamá de el cuando estaba ella.

Aún así, no sabía que decir, no estaba enojada con Lean hace años, claramente le molestaba recordar lo que había hecho pero el enojo ya no era parte de ella pero ahora, sabiendo todo, se sentía la persona más estúpida del mundo.

– Por que no me lo dijiste antes? –.

– Te estabas por ir a tener una mejor vida, Liz ¿que derecho tenía yo de sacarte esa oportunidad? era preferible que me odies pero que tengas una mejor vida a qué decidas quedarte solo por mi y que la sigas pasando mal, ambos sabemos que si no hubiese pasado todo eso, vos no te hubieses ido –.

Lean tenía razón, Liz ya sabía que se iba pero buscaba soluciones para que no sea necesario, no quería estar lejos de el, se negaba a eso, hasta que sintió odio, tristeza y rencor por el, le pareció buena idea recién en ese momento irse, Liz entendía porque Lean sentía que lo hacía por su bien

– Y tuve razón –murmuro Lean volteando a mirar a Liz– te está yendo super bien, estabas destinada a esto, a ser feliz –.

Liz sonrió volteando a mirar a Lean, sus ojos conectaron y era la primera vez en años que se sintieron realmente en casa, se sonriendo mutuamente y Lean se levantó

– Estamos bien, entonces? –pregunto el–

Liz simplemente asintio con la cabeza y estiró sus brazos hacia el, Lean la abrazo fuertemente dándole un beso en la frente, algo que también era típico de ellos en aquel momento ¿por qué les había costado tanto dejar de quererse? ¿por qué a pesar de los años habían extrañado esas pequeñas cosas? ¿por qué Lean sentía su corazón latiendo a mil por hora? ¿por qué Liz sentía que el cielo volvía a ser su cosa favorita en el mundo?

mi otra mitad | leandro paredes Where stories live. Discover now