Capítulo 8: El Plan

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—¡¿En qué rayos estabas pensando?!—gritó un furioso Sasuke, mientras golpeaba la pared que estaba a su derecha con fuerza contenida. Naruto estaba a unos pasos de él, intentando calmar a su novio y a todo el resto de voces a su alrededor. Algo difícil cuando todos querían su atención al mismo tiempo.

—¡Eso es lo que quiero explicar! —exclamó, sus manos en el aire y su expresión con una clara frustración. Su atención plena en su novio, el resto era ruido de fondo.

—¡No veo cómo! ¡Tú me dices que algo así es una tontería y ahora tú-!

Sasuke no terminó de hablar, cerrando los ojos con fuerza, sus puños a sus lados, sus hombros tensos y una expresión que hizo que todos cortaran lo que estaban diciendo a la mitad. Naruto suspiró, triste porque estaba causándole un gran pesar a una persona tan amada para él.

—Sasuke—dijo en voz baja, algo que ahora podía ser escuchado considerando que todos al fin se habían callado—, debes confiar en mí. Solo escucha lo que diré, ¿sí? —Se acercó a Sasuke y colocó sus manos en los brazos de este, subiendo y bajando en una caricia que poco a poco logró calmarlo. Sus cuerpos fueron perdiendo espacio y el rostro de Sasuke se hundió en uno de sus hombros, Naruto podía sentir la preocupación y la desesperación brotar de su novio.

Después del ¨okey¨ que dio a la petición de una de las hijas de los ancianos, los gritos y exigencias se hicieron presentes. El único que logró callar a todos fue Shikamaru, que sabiamente pidió un tiempo para que cada grupo conversara al respecto. Los ancianos aceptaron y se quedaron en la sala de conferencias, mientras Sasuke lo tomó del brazo y lo sacó de ahí, todos, incluyendo Shikamaru, que llevaba una expresión indescifrable, detrás de ambos.

Al llegar a otro de los cuartos de la Torre Hokage que estaba vacío y que parecía lo suficiente lejano a la sala donde el otro grupo estaba; Shikamaru, el último en entrar, cerró la puerta y el griterío y las demandas de explicaciones se hicieron escuchar. Naruto no pudo decir nada para defender su decisión.

Habían pasado ya cinco minutos. Sai, Gaara, Sakura y Sasuke siendo los más exigentes y con rostros furioso. Shikamaru en silencio pensando en todo lo que había pasado, pero mirándolo serio. Ino callada, aún en trance.

—Bien—escuchó la afirmación contra su hombro—, escucharé la razón de por qué hiciste eso.

Naruto sonrió y dejó a Sasuke alejarse un paso para que esta vez pudiera ver a todos y explicarles lo que pasó.

—Escuchen, por cómo estaban las cosas, realmente dudo que ellos hubieran aceptado. —Alzó su mano indicando que no dijeran nada cuando vio a Sasuke querer hablar—. No es por eso que acepté. Esta fue idea de Ino, después de todo. A mí me pareció un buen plan—. Detuvo a Sasuke, cuando todos giraron a ver a su amiga y este parecía querer hacer algo—. ¡No! ¡Demonios, Sasuke, escucha! —gritó frustrado por la forma en que todos se estaban comportando, especialmente su novio.

Es decir, entendía que estuviera molesto, pero esto era demasiado. Tendría que hablar seriamente con él después.

—¿Qué plan? —preguntó Shikamaru. Naruto aliviado de que alguien estuviera interesado en escuchar lo que quería decir vio a su amigo con aprecio.

—Tiene que ver con las condiciones que nos dieron—dijo mientras sacaba el pergamino que trajo consigo y se los mostraba—. Aquí mencionan los requerimientos que cada uno de los pretendientes deben cumplir. De lo contrario todo el contrato queda anulado—dijo buscando la parte que Ino le mostró, antes de que ella sonriera y decidiera crear un plan de improviso.

—Déjame verlo—le pidió Shikamaru que se había acercado. Todos rodeándolo veían el pergamino mientras Naruto se lo pasaba y le mostraba donde quería que él viera.

ResurrecciónWhere stories live. Discover now