Prólogo

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Nunca cinco minutos habían pasado de una manera tan lenta. Creamy y Lamai jugueteaban con la caja entre sus manos, el prospecto era simple: tres indicaciones y algunas advertencias. No era complicado de hacer, puede que lo que más costaba era encontrar la fuerza para dar el paso. Creamy se levantó de la cama con determinación.

—¿Necesitas ayuda? —inquirió Lamai.

—Es mear en un palito, creo que puedo hacerlo sola. —soltó Creamy con sarcasmo, y Lamai no se lo tuvo en cuenta, eran los nervios los que hablaban.

Creamy dejó la botella de agua de litro y medio sobre la mesilla de noche y entró con decisión en el baño, para salir de él pocos instantes después.

—¿Ya? —preguntó Lamai.

—Cinco minutos —respondió Creamy mirando el reloj de su móvil.

Ambas amigas se sentaron al borde de la cama a esperar, les pareció que había transcurrido mucho tiempo, sin embargo, el cronómetro no llegaba a los treinta y tres segundos. Ambas soltaron un suspiro al unísono.

—¿Folla bien? —indagó Lamai tratando de entablar una conversación.

—¡Calla! —la reprendió Creamy, sintiendo cómo todo su rostro se enrojeció.—Joder, te imaginas qué... —empezó, y su mirada se dirigió a la puerta del baño entreabierta, mientras negó con la cabeza de un lado a otro.

—Al menos es guapo —se burló Lamai. —muuuy guapo —repitió.

—Y simpático —se apresuró a añadir Creamy.

—Y su familia tiene pasta. Aunque para mi gusto es un poco serio... —opinó Lamai, llevando una mano a la cabeza para rascársela.—Parece del tipo que se toma las cosas demasiado a pecho.

—¿Verdad? —dijo Creamy, girándose de rebote hacia su amiga, feliz de que alguien más hubiese observado eso en el chico.—Es como... —empezó, moviendo las manos de un lado a otro.—puaj —dijo abriendo mucho los ojos y poniendo caras raras.

—Además siempre está como... —siguió Lamai, haciendo gestos rápidos.—¿no?

—¡Sí! —exclamó Creamy.

—Pero es un buen tío —soltó Lamai, mirando nerviosa de nuevo al baño.—¿Cuánto ha pasado?

Creamy comprobó el cronómetro y soltó un soplido, ¿cómo podía el tiempo pasar tan despacio? —Solo dos minutos —dijo.

Ambas se quedaron calladas un rato más, los nervios se acumularon en esa habitación. —¿Qué vas a hacer si...?

—No lo sé —afirmó Creamy.—Hace tan solo unos meses que salí de la facultad y el trabajo en el hotel no es malo, creo que podría ascender rápido...

—Dicen que él se va a ir a trabajar a un restaurante con una estrella Michelin—apuntó Lamai.

—Parece de los que no huyen de sus responsabilidades, de la clase que se casan y forman una familia —meditó Creamy.

—Lo dices como si fuera algo malo —insinuó su amiga por el tono empleado.

—Tampoco es algo bueno —confesó Creamy alzando los hombros. —No era lo que había planeado —soltó, dejándose arrastrar momentáneamente por el pesimismo.

—Nadie planea esto a los veinte —añadió Lamai.—¿Te casarías con él?

—Es un buen tío —pensó en voz alta Creamy.—Guapo, trabajador... Es una buena persona...

—Pero...

—No hace que salten chispas —dijo Creamy sin más.—Creo que no podría enamorarme de alguien como él.

—Siempre puedes... Ya sabes —comentó Lamai, haciendo el gesto de tijeras con la mano. —Y olvidarte del tema.

—Es otra opción —declaró Creamy. —Creo que ya han pasado los cinco minutos.

—Dará negativo y lo sabes.

—Sí —afirmó Creamy. —Me estoy comiendo la cabeza por nada, en un rato nos estaremos partiendo el culo de esto —soltó levantándose. —Vamos allá —añadió al entrar al baño.

Las dos chicas se sentaron una al lado de la otra, entre la toalla de mano se alzaba un pequeño trozo de plástico de no más de diez centímetros de largo, ambas se miraron y sonrieron. —¿A la de tres? —dijo Lamai.

—¡Venga! A la de tres... Un, dos... Tres.


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Buenas, aquí vengo con una historia adaptada de la escritora Roser A. Ochoa a la pareja JefBarcode. Intentaré coger a personajes reales y cercanos a la pareja, pero todo es ficción asique cualquier acción que pase con ellos no es nada en contra.

Por lo demás espero que os guste porque todos necesitamos leer cosas bonitas con todo lo que esta pasando.

Seamos una familia-JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora