Prólogo (versión nueva)

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Siempre me habían dicho que estar enamorado era algo indescriptible, realmente no era algo que me importará, pero cuando mí padrastro, Cole, entró a mi vida todo dio un giro.

Lo conocí cuando yo tenía dieciocho años, el recién empezaba a salir con mí madre y al principio no me agradaba, pensaba que era un engreído de treinta años que no tenía nada interesante, sin embargo cuando fuimos haciéndonos más cercanos descubrí que era una persona agradable con gran sentido del humor, era atento y amable.

Nuestra relación se fortaleció cuando se mudó a nuestra casa, más tiempo juntos y no comprendí que me pasaba de inmediato, pensé que era normal la felicidad que me producía tenerlo cerca, pero cuando me encontré mirando a Cole con otros ojos todo cambió.

Me producía una sensación indescriptible, en el buen sentido, las famosas mariposas en el estómago, acompañadas de algunas erecciones inoportunas.
Lo deseaba y eran recurrente los sueños muy pasados de tono, incluso comencé a escribir mis fantasías con mí padrastro en una libreta. Lo que sentía era más intenso con el pasar de los días.

Teníamos charlas largas, mamá decía que la hacía feliz que me llevara bien con Cole.

Lo malo empezó cuando me di cuenta de que necesitaba más, pensé en confesarle lo que me pasaba. Y tras pensarlo mucho, lo intenté un día en el desayuno, aproveché que mí madre no estaba.
Él estaba sentado, leía una revista y su rostro afeitado me provocaba acariciarlo. Esos ojos grises que tanto me gustaba observar. Vestía una camisa que se ajustaba a sus fuertes brazos y torso.

—Cole —llame su atención.

El dio vuelta su cara hacia mí
—¿Qué pasa?

—Yo... ¿me pasas el azúcar? Por favor —me retracte.

Me acercó el frasco y toqué por un breve momento sus dedos.
—Ya le pusiste, ¿está amargo?

—Ah, si —dije, avergonzado.

—¿Algo que me quieras contar? Te ves ansioso... —inquirio con el ceño fruncido.

—No, olvídalo.

El hizo una mueca de disconformidad y siguió con su lectura.

Eso se repitió hasta que entendí, no serviría de nada, iba a arruinar la amistad con Cole y su relación con mamá.

Así fue como de a poco me alejé de él, me dolía no pasar tiempo a su lado y cada vez que Cole intentaba hablarme yo pasaba de él. Eso me rompía el corazón. Creí que al ignorarlo iba a superar mis sentimientos, no sirvió. Así pasó un año desde que lo conocí.

Fui decayendo, todos a mí alrededor lo notaban y hacían mención de eso.
Un día le confesé a mi mejor amigo, Joshua, fue liberador y su reacción me sorprendió, el no me criticó, pero uno de sus consejos fue que podría cambiar de aires y con eso en mente, logré conseguir una beca para estudiar medicina en una importante universidad, era en otra ciudad y me tenía que mudar para estar más cerca.
Mamá y Cole se pusieron contentos.
Recuerdo la mirada triste de Cole y el fuerte abrazo y un beso en la frente que me dió al despedirse.
—Te va a ir bien. Confía en ti —me susurró.
Guardé ese momento en mi mente con mucho aprecio.

Al principio fue difícil integrarme, era un lugar nuevo lleno de personas nuevas, pero hice amigos. Sasha Mills, mí compañera de cuarto. A quien le conté sobre Cole cuando indagó sobre mi vida amorosa, la cual es nula, pero era de confianza. Después estaba August Tyler, él me ayudaba siempre con cosas que no entendía, mi salvador.

Los primeros meses era usual que Cole me enviara mensajes de apoyo y preguntara cómo estaba, yo era cortante y creo que esa fue la razón de que dejaran de llegar al poco tiempo y mentiría si dijera que no me afectó.

Transcurrió el año, me había enfocado en estudiar, no me interese en nadie, empecé a ejercitarme, me sentía más cómodo conmigo mismo, pero la confidencia cedió cuando mamá me invitó a pasar las vacaciones con ella, pensar en volver a estar cerca de mi padrastro me hizo dudar y no quería sentirme otra vez tan afectado, sin embargo al final acepte. Me ganaron las ganas de volver a verlo, aunque sea un simple amor platónico.

Prohibido / Daddy (Gay) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora