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El lunes llegó y Donghyuck no quería levantarse de la cama, hacía demasiado frío y a veces se maldecía de vivir en un país muy frío

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El lunes llegó y Donghyuck no quería levantarse de la cama, hacía demasiado frío y a veces se maldecía de vivir en un país muy frío.
La temperatura estaba a cinco grados y estaría así hasta finales de febrero.
No tenía muchas ganas de ir a trabajar y pensó seriamente en faltar a su trabajo.

Pero no lo hizo.

No quería dejar a sus chiquillos solos. Con pereza se levantó de la cama.

Podía ser muy amable y alegre con las demás personas pero sólo era una máscara. 

Se sentía solo.

Y lo único que lo distraía de su soledad eran sus alumnos que no llegaban ni a los cinco años.

Se puso sus lentes que estaban en la mesita de noche. Estaba planeando seriamente hacerse una operación en los ojos para dejar de usar lentes.

Como todas las mañanas se dió su típica ducha e hizo lo que siempre hacía en la mañana.

Salió de su hogar abrigado y con su termo lleno de chocolate.

Llegó a la escuela y saludó a todos, incluyendo al intendente Chenle.

Chenle es un chico riquillo que estaba castigado por sus padres al gastar su dinero como loco. Y encontró trabajo como el limpiador de la escuela.

— Las mamás están muy buenas, más la solteras.

Donghyuck rodó los ojos.

— Eres asqueroso — se quitó sus guantes rosas guardándolos en su bolsillo de su chamarra.

— Deberíamos salir el viernes.

— No puedo, a diferencia de ti, yo tengo que trabajar para comer.

Esta vez fue el turno de Chenle para rodar los ojos.

— Eres un aburrido, hyuck. Déjame invitarte un trago.

— No puedo ya te lo dije, los sábados trabajo y no quiero amanecer el domingo con jaqueca.

— Ándaleee — insistió y Donghyuck sabía que tarde o temprano el morocho lo lograría convencer.

— Bieeen — suspiró resignado y Chenle sonrió triunfante. Siempre se salía con la suya, bueno, casi siempre.

— Nos vemos el sábado después de que acabe tu turno en el restaurant.

Donghyuck asintió y entró a su aula.

Sacó de su locker su vieja guitarra pues la necesitaría más tarde, al igual que varios instrumentos.

Los mocosos rápidamente fueron entrando al salón acompañados de sus mamis.

Y para sorpresa del rizado ahí se encontraba Mark, cargando la pequeña - y probablemente no pesada - mochilita de su hijo mientras lo tomaba de la mano.

Kindergarten  ➛ MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora