¿El señor Lee sabrá que el maestro Donghyuck tiene un pequeño enamoramiento con él? O en donde Donghyuck le da clases al pequeño hijo de Mark.
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⛧La obra no es de mi autoría,
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9:00 de la mañana y los niños empezaron a llegar a la escuela, no había día en el que Donghyuck esperara impacientemente para ver a su alumno y a su padre favorito.
Con su termo en la mano daba la bienvenida a los nenes que lo saludaban.
Bebió su chocolate caliente.
Hasta que después de alguno minutos vió como dos personas caminaban por el pasillo, Donghyuck sonrió.
— Buenos días, maeto Donghyucd — saludó Minho dándole un beso en la mejilla
— Buenos días, señor Lee — sonrió Donghyuck.
— Buenos días, señor Lee.
— Nos vemos luego, pórtate bien — Mark plantó un beso en la mejilla del otro.
Minho entró al salón saludando a sus amigos.
— ¿Para el maestro no hay beso? — sonrió coqueto.
Mark negó divertido.
— No lo sé, ¿el maestro lo merece?
— Claro que sí, he sido un buen chico — guiñó el ojo.
— Me imagino que sí.
Donghyuck salió del aula y cerró la puerta.
— Ahora bésame, tonto.
Mark rió, se apegó al cuerpo del rizado, aún siendo algo tímido pasó con cuidado sus manos por la pequeña cintura del maestro y Donghyuck puso sus manos con cuidado en la definida mejilla del mayor.
Juntaron sus labios en un suave y tierno beso como la mayoría que se daban.
«Sabe a chocolate.» pensó Mark besándolo.
Un pequeño carraspeo hizo que se separaran inmediatamente. Minho estaba con la puerta entreabrierta, apenas asomando su cabeza y con una sonrisa burlona.
— Maeto Donghyucd, Momo está comiendo la plastilina.
Mark miró a su pequeño hijo con los ojos entrecerrados probablemente lo castigaría por haber interrumpido su beso con Donghyuck.
Ambos estaban avergonzados y con las mejillas rojas.
— Ay esa niña.. — rodó los ojos con cansancio.
— Bueno, nos vemos después, señor Lee.
— Hasta luego, señor Lee.
Donghyuck entró a su salón, todo estaba en orden excepto por la niña que comía Play-Doo.
— Mi niña no comas eso — fue hasta su lugar a quitarle la plastilina — Te puede doler el estómago.
Guardó nuevamente la plastilina en un lugar donde jamás alcanzarían.