¿El señor Lee sabrá que el maestro Donghyuck tiene un pequeño enamoramiento con él? O en donde Donghyuck le da clases al pequeño hijo de Mark.
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⛧La obra no es de mi autoría,
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Mark no recuerda en qué momento se había quedado dormido con Donghyuck en su regazo mientras que él estaba recargado en el respaldo del sofá. Se removió incómodo ante la sensación de hormigueo de sus piernas al tenerlas aplastadas por el peso de Donghyuck.
Se estiró y movió un poco sus extremidades haciendo que Donghyuck despertara.
— Al fin siento las piernas — murmuró Mark.
— ¿Qué hora es? — preguntó.
Mark encendió la pantalla de su celular.
O8:47 PM.
— Faltan trece minutos para las nueve — se recompuso en el sofá haciendo a un lado la manta que cubría a ambos — Es perfecta la hora. Tengo una sorpresa para ti, así que ve a cambiarte — se colocó sus zapatos.
Donghyuck obedeció y en menos de diez minutos ya estaba cambiado con una ropa casual.
Salieron del departamento y Mark le abrió la puerta del copiloto.
— ¿A dónde vamos? — preguntó Donghyuck abrochando el cinturón de seguridad.
— Es una sorpresa.
Donghyuck tenía demasiada curiosidad sobre que era esa sorpresa, no era ningún secreto que a él le encantaran las sorpresas.
Mark manejó por cuarenta minutos, saliendo de la ciudad para adentrarse al campo.
Donghyuck veía la carretera y el oscuro paisaje a través de la ventana.
— Salimos de la ciudad hace casi una hora.
— Ajá — respondió Mark mirando el camino.
— Estamos solos en medio de la nada.
— Así es.
— No planeas secuestrarme ¿verdad?
Mark rió y negó.
— No.
El asintió siguiendo mirando por la ventana.
Otros cuarenta minutos y legaron lo que parecía ser el bosque. Donghyuck empezó a tener miedo y a dudar un poco de Mark cuando le pidió que bajara del auto.
— De ninguna jodida manera — se cruzó de brazos.
— Vamos Donghyuck — pidió Mark con una de sus sonrisas coquetas y guiñándole un ojo.
Donghyuck sintió derretirse y salió del coche.
La manipulación es el fuerte de los Lee.
Caminaron por el sendero del bosque, Mark aprovechó eso para tomar de la mano al menor.
— ¿Tienes miedo? — preguntó Mark.
— Me da miedo la oscuridad.. Tonto ¿verdad? — murmuró.
