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El mismo sábado por la tarde, Donghyuck salió de su casa para dirigirse a su segundo trabajo

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El mismo sábado por la tarde, Donghyuck salió de su casa para dirigirse a su segundo trabajo.
Tardó mucho en planchar su uniforme de camarero y también al lavarlo para que lucieran
impecable pero no sirvió de nada su esfuerzo ya
que un niño tiró salsa de tomate de la pasta que
estaba comiendo en la camisa blanca de Donghyuck.

Hyuck quería llorar, sabía que sería una mancha
muy difícil de quitar y lo mejor sería comprarse
otra. La mamá del malcriado niño estaba tan
apenada y por educación el no se aventó a darle tremendo golpe al niño.

Y ni siquiera era un niño pequeño, Donghyuck
calculaba que el mocoso tenía aproximadamente casi once años. Pero sabía que en parte no era culpa del chiquillo, bueno, si lo era por ser un maldito malcriado y no querer comer lo que su madre le había ordenado. En un ataque de berrinche tiró de un manotazo el plato de pasta y para la mala suerte de Donghyuck el estaba atendiendo la mesa de ellos pero también era culpa de Donghyuck por no haber usado su típico mandil negro que iba a juego con su pantalón de vestir y sus zapatos.

La señora insistía mucho en mandarla a la
lavandería pero Donghyuck ni gastaría su dinero en algo que el podía hacer. Al final accedió cuando la mayor le dijo que ella pagaría.
Y también fue una excusa para sacarle el
número al joven caballero excusándose que se
contactaría con él por lo mismo de la camisa.

Algo tenía Donghyuck de atraera madres y padres solteros.

Renjun miraba todo con una sonrisa burlona,
sabía que no podía hacer su típica risa
escandalosa y burlona pues atraería la atención
de los comensales.

Donghyuck llegó refunfuñando pasando al lado de Renjun mientras intentaba sacar la mancha
refregándola con un trapo pero solo hacía que
se extendiera más.

— Quiero pegarle a ese niño pero no sería
correcto — habló Donghyuck soltando algo parecido a un bufido.

— ¿Qué no se supone que amas a los niños? —
comió un totopo chopeándolo en un aderezo de
chipotle — Dios, ¿por qué siempre suena tan
mal eso? Iugh — Masticó.

— Los amo, pero a veces desesperan. Mis nenes
tienen más modales que ese esquincle — soltó
varias maldiciones rindiéndose en quitar la
molesta mancha.

El turno de Donghyuck pasó rápido, no se había
fijado de la hora por estar demasiado ocupado
atendiendo, llevando platos de comida de un
lugar a otro, estar limpiando mesas y cobrando
por el consumo.

Se sentía muerto del cansancio y aún faltaba la
salida con Chenle.

Quería cancelar la salida para solo llegar a su
comida y calentita cama para no despertar
como en cien años.

Una vibración de su celular en su bolsillo lo
trajo de vuelta mientras limpiaba la última
mesa que había atendido, su turno terminaba
en cinco minutos.

Kindergarten  ➛ MarkhyuckHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin