tres

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Jungwon olía a avellanas y bosque.

Heeseung pensó eso cuando lo vio llegar a esa cita tripe que Niki y el chico zorrito organizaron contra su voluntad, medio enfurrañado por tener que estar allí. Hasta deseó, brevemente, que los omegas que Sunoo dijo que llevaría, no aparecía para así marcharse junto a Sunghoon, dejando a esos bobos juntos en ese paseo.

Mientras refunfuñaba porque lo levantaron tan temprano, escucharon el grito de Sunoo a lo lejos, anunciando que ya llegaron. Y cuando Heeseung levantó la vista, se encontró con el omega más adorable que pudo haber visto alguna vez en su miserable y corta vida.

El olor del chico lo golgeó intensamente, tratando de esconderse detrás del omega de conejito, que a su vez se escondía detrás de Sunoo. Sunghoon y Heeseung se miraron una vez luego de que el chico zorrito presentara a sus amigos frente a ellos, parecian llegar a un acuerdo de qué omega era de cada uno. Si Sunghoon pedía a Jungwon, Heeseung le iba a pegar.

Pero para su fortuna, Sunghoon se inclinó por el conejito, Jake. A Sunghoon le gustaban los conejitos, recordó el híbrido de pantera, salían a cazarlos cada fin de semana con su familia, - animalitos, no híbiros, por supuesto.

Santa mierda, pobre Jake.

No dijo nada cuando Sunghoon mintió tan descaradamente acerca de que no comían conejos, aunque le dijo lo mismo a Jungwon (pero lo suyo era cierto, Heeseung no comía ardillas) para tranquilizarlo, sobre todo al ver que lucía tan pálido cuando lo eligió.

Heeseung entendió rápidamente que, con toda probabilidad, se debía al insitinto de animal de presa que Jungwon debía poseer, sumando al hecho de ser omega. No debía ser fácil para Jungwon ir al colegio, menos relacionarse con carnívoros como Heeseung.

Pero a Heeseung le gustó mucho el olor, el aroma a bosque que soltaba, y aumentó cuando le dijo ese cumplido que el híbrido de pantera consideró cierto.  Jungwon era muy bonito, con ese delineado verde agua en sus ojos, sus uñas pintadas de rojo y un brillo transparente en sus labios. Su rostro era casi andrógeno, con esas mejillas redondas, su cabello cayendo en leves ondas sobre su carita. Tenía un cuerpo un poco rellenito, no era exactamente delgado, pero si Heeseung era sincero, no le importaba demasiado.

Lo quería como omega, decidió, cuando sacó una bellota de su bolsito para comérsela.

Y luego era una ardillita pequeña, rechoncha, con una cola que se crispó en señal de que iba a correr, pero Heeseung fue más rápido, atrapándola en su mano y recogiendo, de paso, la bellota que cayó al suelo. Jungwon era pequeñito, así que no le costó nada que su mano lo envolviera e impedir una huida, aunque lo escuchó chillar cuando lo metió en su bolsillo.

Mientras caminaba por el parque de diversiones pudo sentir como el bulto se removía en su lugar, pero su mano, medio metida en su bolsillo, hacía imposible cualquier escape. Se subió al carrusel, ignorando al mirada extraña que le dirigió el chico que se hacía cargo de ese juego.

Se instaló en uno de los caballos, y cuando comenzó a andar, sacó a Jungwon del bolsillo. La ardillita tenía sus ojos abiertos a más no poder, quieto, a pesar de que respiraba aceleradamente. Heeseung notó mejor que era también un poco gordito, pero... tampoco le importó mucho. El olor a bosque y avellanas se intensificó.

--- No te haré nada, Jungwon --- dijo, mirando a la ardilla ---, pero no quiero que huyas --- Heeseung acarició la barbilla del animalito con un dedo ---. Mira, la verdad es que... ¡AH!

Soltó un grito cuando la ardilla mordió su dedo salvajemente, sin embargo, se obligó a no soltarla porque tenía bastante claro que Jungwon iba a escapar, lo notó en los movimientos frenéticos que empezó a hacer.

--- Detente --- exigió Heeseung, ganándose un chillido de parte del animalito ---. ¡Jungwon, basta! --- la ardilla pareció enfurecerse más ---. Si sigues así, ¡Te devuelvo a mi bolsillo!.

¿Era posible que un animalito tan pequeño como esa ardillita lo pudiera observar con odio? Heeseung, un día atrás, habría dicho que no.

Pero Jungwon se quedó quieto, a pesar de que la mirada enfurecida de sus ojos se mantuvo.

--- Eres muy lindo --- Heeseung trató de que relajara a pesar del agarre de su mano, y su dedo acarició la cabecita de Jungwon ---, y hueles tan, tan bien...

Supo que no tuvo que decir eso cuando vio la expresión de horror de la ardilla. Santo cielo, ¿qué debía hacer ahora? Los cortejos entre panteras eran todo rugidos, empujones, mordidas, pero estaba seguro de que eso no era así en las ardillas. Estaba seguro de que, si trataba de morderle juguetonamente, a Jungwon le daría un infarto.

--- Mira, mira --- se apresuró a decir, haciendo malabares por el juego andando, tratando de no caerse mientras rebuscaba en su bolsillo la bellota que Jungwon dejó media comida ---. ¿La quieres, Wonnie? --- la ardilla miró la fruta ---. Te la daré, pero... pero no huyas, por favor. Quédate en mi mano, no pasará nada...

Era una apuesta arriesgada, lo sabía, pero abrió la mano y Jungwon no tardó en acomodarse sobre su palma, mirándole con evidente desconfianza. Heeseung le ofreció al bellota, que Jungwon agarró para comenzar a comérsela.

Heeseung sonrió, enternecido.

--- Eres muy bonito --- halagó Heeseung ----, no quería... no pretendía asustarte, Jungwon... --- Heeseung decidió callar al ver que la ardilla comenzó a acicalarse una vez acabó, sus garras frotando su cabecita.

El juego se detuvo segundos después, y Jungwon pensó en saltar al suelo para salir corriendo, pero estaba algo mareado por las vueltas que dio en el carrusel, además de que estaba muy alto. A él no le gustaban mucho las alturas, a pesar de ser ardilla.

Escaló por el brazo de Heeseung, hasta su cuello, sintiendo las feromonas que el alfa liberó ante su acción. Heeseung olía a... ¿a qué, exactamente? Pino. Olía mucho a pino, lo que le recordaba a los piñones. A Jungwon le gustaba mucho los piñones.

--- Probablemente los chicos se están preguntando dónde estamos --- comentó Heeseung, comenzando a caminar por la multitud.

El aroma de Heeseung era cautivador, concluyó Jungwon, aferrándose a la sudadera del chico para no caerse. No quería terminar aplastado por accidente en esa multitud de personas, sería lo único que faltaría para arruinar su día.

Encontraron a los muchachos bajándose de otra montaña rusa, entre risas y empujones, pero antes de que Heeseung pudiera gritarles algo, Jungwon bajó corriendo por su brazo, lanzándose al suelo para ir hacia ellos. Heeseung comenzó a perseguirlo, desesperado por alcanzarlo, pero en su forma animal el chico era muy rápido.

Lo vio escalar por el cuerpo de Jake, quien gritó por la sorpresa.

--- ¿Wonnie? --- preguntó el híbrido de conejo, y Heeseung se detuvo para recuperar el aire ---. ¿Pasó algo, ardillita?

Ya no había una ardilla en el hombro de Jake, chillando sin control, sino que ahora Jungwon estaba colgando del conejito, gritando escandalosamente. Jake tuvo que sostenerse de Sunoo para no caerse al suelo por el repentino peso.

--- ¡He-Heeseung quiso comerme! --- gritó Jungwon, a punto de llorar ---. ¡Di-dijo que olía bien y.... y quiso comerme!

--- ¡Es mentira! --- saltó Heeseung, cuando todos voltearon a verlo ---. ¡Sólo... sólo le dije que era bonito!

Era mejor admitir que iba a comérselo en lugar de soltar aquello.

--- ¡Woooaah! --- Sunghoon sonrió, burlón --- ¡A HEESEUNG LE GUSTA JUNGWOOOONNN!

No, eso Heeseung no iba a admitirlo.

--- ¡SUNGHOON COME CONEJOS, JAKE, CONEJOS CRUDOS! --- Soltó.

Jungwon estaba pálido. Jake parecía a punto de desmayarse. Sunoo tenía cara enfurruñada.

--- ¡ESTÁN ARRUINANDO MI CITA CON NIKI! --- gritó el híbrido de zorrito.

La cita fue un fracaso completo cuando Jungwon y Jake salieron corriendo.

Wild Chipmunk [Heewon]Where stories live. Discover now