veintiuno

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Maratón 7/7

La mañana llegó con un fuerte sol que iluminaba todo el cuarto, y entre las ropas de la cama y del pijama de Heeseung, una pequeña ardillita comenzó a removerse.

Jungwon se estiró, bostezando por el sueño, y sus orejitas se movieron. Contempló con curiosidad al chico que dormía junto a él, y se arrastró por debajo de las mantas, saliendo al exterior. Sin poder controlarlo un poco, comenzó a olisquear el cuello de Heeseung, atraído por el aroma que exhalaba.

―Nooo, me haces cosquillas... ―le escuchó murmurar, y Jungwon se aferró a la ropa del chico cuando se volteó en la cama.

La ardillita contempló el rostro adormilado de Heeseung, antes de ir a la orilla de la cama y tirarse al suelo. Una vez allí, resonó un pop, y la ardilla ya no estaba, sino que Jungwon se transformó en un humano.

―Gigi ―llamó, sentándose en la cama, sin poder evitar la expresión tímida―, Seunggie...

―¿Qué pasa, Wonie? ―masculló Heeeseung, arrebujándose en la cama y sin abrir los ojos―. Ven aquí, ¿vale? Todavía es temprano...

Jungwon miró a su alrededor y agarró el celular. Eran las diez de la mañana.

―Por fis... ―suplicó, y eso bastó para que Heeseung suspirara y abriera sus ojos, mirándole con esos bonitos orbes oscuros―. Heeseung...

―¿Dormiste bien? ―le preguntó el mayor, poniendo una expresión de preocupación. Jungwon le contempló, desconcertado por su pregunta―. ¿No te aplasté?

―¿Ah? ¡No, no! ―saltó Jungwon, sacudiendo su cabeza―. No, Heeseung, estuvo bien. De verdad... ―sintió sus mejillas coloradas―, gracias por venir anoche. No tenías...

―Claro que tenía ―le interrumpió el alfa, impaciente―. Eres mi omega, ¿no? Mi deber es protegerte, cuidarte y consolarte.

Jungwon abrió la boca, pero no salió ruido alguno de ella, incapaz de hacer un sólo ruido. Lo que le estaba diciendo Heeseung... ¿Era en serio? ¿O estaba bromeando? Casi esperaba que fuera una broma, que la pantera saltara y gritara un "¡sorpresa!".

Pero Heeseung sólo le miró, expectante.

―¿Todavía soy tu omega? ―preguntó, atónito

Heeseung parpadeó, ahora él luciendo confuso por lo que acababa de decir.

―Por supuesto que sí, ¿por qué no lo serías más? ―habló el mayor, sacudiendo su cabeza.

―Porque... porque... ―la voz de Jungwon ahogó―, porque nosotros terminamos, Heeseung.

―¿Terminar? ―farfulló Heeseung, incrédulo―. Claro que no, sólo nos tomamos un tiempo. Nada más. No hemos terminado ―puso, en ese momento, una expresión dudosa―. ¿O sí?

Jungwon volvió a abrir la boca, pero como ocurrió antes, no habló enseguida. Es decir, él estuvo llorando mucho todos esos días, pensando que su relación con Heeseung se había acabado y el alfa ya no le iba a querer. No podía pensar en otra cosa debido al arrebato que tuvo, porque le dijo cosas muy feas a Heeseung, le gritó y no quiso escucharlo. ¿Cómo el alfa iba a querer estar con alguien como él, con tantos problemas?

Pudo sentir sus ojos llorosos al recordar ese día.

La expresión de Heeseung se suavizó.

―Ven aquí, Wonie ―le dijo, cariñoso, y Jungwon se puso a llorar, pero abrazó a Heeseung con fuerza, enterrando su rostro en el pijama del mayor―, claro que no vamos a terminar, mi lindo bebé, ¿cómo puedes creer eso?

Wild Chipmunk [Heewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora