"Jungwon es sólo una pequeña ardilla en un mundo de horrendos carnívoros. Al menos, hasta que Heeseung llega a su vida".
• Adaptación autorizada, muchas gracias a @hobibuba por dejarme adaptar esta hermosa historia ♡
• Muchas gracias a @CrystalSnow...
este capitulo contiene escenas sexuales explicitas
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Convivir en pareja fue todo un caso. No había que malinterpretar sus palabras, pues Jungwon estaba muy feliz de estar con Heeseung y tenerlo a su ladito varias horas al día. Pero había algunas costumbres animalescas que le provocaron varios pre-infartos las primeras semanas.
Por ejemplo, hubo una ocasión en donde Jungwon se quedó dormido en el sofá mientras leía uno de sus libros de universidad, y cuando despertó, quiso levantarse para ir a la cocina. Somnoliento y medio dormido todavía, pegó un grito cuando se dio vuelta y vio a una enorme pantera frente a él. Su primer instinto fue agarrar el enorme libro y lanzárselo.
La pobre pantera chilló y Jungwon, sentándose, razonó que fue a Heeseung quien recibió un golpe en su libro.
―¡Por dios, Heeseung! ―Jungwon llevó su mano hacia su pecho, sintiendo sus latidos desbocados. La pantera se transformó en un humano, y Heeseung comenzó a sobar su hombro, donde le llegó el libro―. ¡Me asustaste!
―Yaaa, perdón ―se quejó Heeseung―, es que te vi dormido y me dieron ganas de subirme encima de ti.
―¡¿Subirte encima de mí?! ―exclamó.
Heeseung lo miró como un cachorro, así que Jungwon empezó a sobarle la marca enrojecida en su hombro, sabiendo que le saldría un moretón pronto.
Al inicio no lo entendió, pero Heeseung se lo pidió, y al final, era que el alfa quería subirse encima suyo como un gatito y ser acariciado. Resultó algo incómodo por lo grande que era y casi lo asfixio un poco, pero con el pasar de las semanas, se acostumbró a eso.
Aunque cada vez se pasaba un poco más. Jungwon no lo notó porque le gustaba acariciar la cabecita de Heeseung y oír sus ronroneos de gusto. Mientras veía televisión, la pantera solía quedarse dormida, emitiendo unos suaves rurururu que incluso le daban un poco de sueño a él. Pero pronto Heeseung empezó a subírsele más encima, ahogándolo bajo su peso y pidiendo más cariñitos en su cabeza y lomo.
―¡Oye, para! ―chilló Jungwon cuando comenzó a darle lengüetazos en la cara con su aspera lengua―. ¡Eso duele, Heeseung!
Pero la pantera no se detenía y le lamía las mejillas con más ganas. Al final, cuando volvió a ser humano, Jungwon tuvo que agarrarlo a regañinas, pero se conmovió un poco cuando notó la expresión compungida y las orejitas caídas de su novio. Siempre terminaba cediendo por eso.
Tuvieron otro accidente con su cola también. Una tarde, para desestresarse un poco, se pusieron a jugar en sus formas animales y Heeseung medio se pasó con sus mordidas. Como ocurrió antes, se la pasó a morder y en todo el departamento resonó el chillido de la ardilla.
―¡Eres un bruto! ―sollozó Jungwon, vendando su colita con exageración.
―Perdón, cariño, no lo hice adrede ―Heeseung lo miraba a unos pasos de él, apenado―. No pensé que te dolería tanto...