Capítulo 7

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Italia, 2025.

Día 6 del primer secuestro.

¿Ojos hasta en la espalda? Nunca son suficientes.

Anónimo.

Una vez Emerith, por fin, se desmayó. Cogí mi móvil, marqué su número y le pedí que corriera a ayudarme.

Mientras esperaba, me dedique a observar a la bella chica que yacía inconsciente en la cama. Tan bella, tan única y próximamente sería tan mía. Decidí hacerle caso a mis instintos por primera vez en mucho tiempo y me fui acercando a la joven. Me senté a su lado dejando un mínimo espacio y alargué mi brazo para acariciarla la cara.

Tan calmada, tan hermosa. Le acaricie cada centímetro de su dulce rostro deleitándome y sintiéndome el único en ese momento. Sería el único a partir de ahora en su vida.

Eso sí él me dejaba serlo.

Negué con la cabeza mirándola con una sonrisa mientras otra idea llenó mi mente. Mi mano fue bajando por el cuello tocándolo suavemente, luego pasó por la clavícula presionando ligeramente mientras una corriente eléctrica surgía por mi cuerpo.

La sonrisa no se quitaba de mi rostro ni un segundo, es más, se hizo aún más notable cuando empecé a descender por su blusa rozando por encima de esta sus pechos. Sin tocarlos, solo rozarlos y sentirlos. Fui bajando aún más, pasando por su abdomen, tocándolo también, quedándome un poco más en esa parte de su anatomía. Suspiré maravillado por el cuerpo de la joven aún con ropa. Con demasiada.

Cuando mis intenciones fueron bajar aún más, esta vez por dentro de la ropa, un ruido llenó la habitación alertandome y alejándome del cuerpo.

Los ruidos se hicieron más fuertes y me di cuenta que provenían de la puerta. Mi corazón estaba tranquilo porque ya había cerrado con llave nada más dejarla en ese estado. Suspiré y volví a sentarme a su lado sonriendo.

- ¿Emerith? - preguntó una voz masculina a través de la puerta. Sonreí aún más si era posible - Emerith, por favor - suplicó intentando abrir la puerta. Casi me carcajeo.

Me acerqué al oído de la chica que Adeus tanto ansiaba. Pasé mis labios suavemente y susurré tan bajo que Adeus no podía oírme pero ella si.

- Tu amorcito vino a por ti - mi mano volvió a su rostro acariciando sus mejillas - Una pena que aquella pelea sea la última vez que os veréis - finalicé orgulloso de lo que acaba de empezar.

- Emerith, lo siento - Adeus seguía insistiendo por la puerta, ahora disculpándose.

Estaba empezando a hartarme de sobre manera.

Respiré hondo, conteniendome, si le contestaba lo que con ansias quería decirle. Mi plan se iría a la mismísima mierda.

A los dos minutos después de que Adeus diera por perdida su búsqueda, un hombre encapuchado apareció por la ventana con dos personas más a la espalda. Por fin había llegado la ayuda para sacarla.

- Tenemos que irnos rápido - ordené levantándome y agarrando a Emerith mientras la atraía hacia ellos.

- ¿Cuánto tiempo lleva inconsciente? - preguntó uno de ellos mientras le sujetaba la cabeza intentando hacer el menor daño. Cumpliendo las órdenes que tenía.

- Unos minutos, habéis tardado demasiado - les recriminé, debieron ir más rápido. Estuvimos apunto de que Adeus nos encontrará y de que yo cometiera un error. Un error que me hubiese encantado cometer.

Cuando entre los tres ya tuvieron a la chica, fueron saliendo de la ventana. El primero que sujetan la piernas y la parte baja de su cuerpo, fue el primero en salir. Lentamente y causando satisfacción en mi cuerpo. Tal y como lo llevábamos ensayando durante un mes. O quizás más. No era un plan que unos niñatos hubiesen llevado a cabo porque querían a una chica. El jefe llevaba preparando esto más de cinco años.

- No contábamos con qué hubiese tantos guardias rodeando la zona - me contestó uno de ellos, el único que quedaba. El último que sujetaba el cuello y la cabeza. Aquella era la parte más delicada, si me hacían algún rasguño, yo mismo me encargaría de matarlos.

- Quizás reforzaron la seguridad cuando Dereck le envió aquella carta amenzandola - recordé aquella idiotez. Aquel individuo ni siquiera seguía de nuestra parte pero aún así quería a la chica tanto como nosotros.

- Puede o puede que él les avisará - se encogió de hombros y empezó a bajar a la vez que el cuerpo lo hacía - Lo que está claro es que alguien sabía que pasaría algo hoy - dijo convencido y desapareció junto con la chica y los dos acompañantes.

Alguien lo sabía. Sabía que íbamos tras ella.

Ese pensamiento me persiguió todo el trayecto hasta bajar las escaleras. Una presión se hizo insistente en mi pecho mientras me acercaba a la camioneta de helados que habíamos comprado para el plan. Si alguien lo sabía y eso hacia que todo nuestro plan se fuera al traste. No podía pensar así, no podría permitirmelo. El plan era algo más grande que mis inseguridades o mis miedos. Pensé que darle tantas vueltas no ayudaría en nada.

Suspiré caminando hacia aquella camioneta, me senté en la parte trasera junto a Emerith aún inconsciente. Aunque tenía mierda hasta el cuello, sonreí porque una de las partes del plan había salido como estaba previsto. Y ella ya estaba conmigo.

El ayudante que estaba en el volante, arrancó el vehículo despacio mientras se quitaba la máscara, todos lo hacían. Si salíamos con las máscaras sospecharían y no es algo que podíamos permitirnos

- Solo queda salir de aquí con el cuerpo y la primera parte nos habrá salido - comenté en voz alta haciendo que todos asintieran. Suspiré de nuevo mirándome hacia la chica.

Me acerqué más al cuerpo para agarrar suavemente su mano y apretar. A ella probablemente le asqueara pero a mí me ayudó y me dio fuerzas.

Volví mi mirada al frente observando por la ventana de adelante como poco a poco íbamos llegando a la salida de este recinto.

Agarré más fuerte la mano mientras intentaba de la mejor manera esconder a Emerith en aquél escondite que habíamos preparado por si pasa lo que estaba pasando. Un guardia nos paró antes de que pudiéramos salir y nos pidió inspeccionar la zona trasera.

Dejé de respira por unos segundos aún escondido en la parte del camión no visible para el guardia. Intenté hacer el menor ruido y el alivio llenó mis vías cuando oí que el guardia le decía a su compañero que todo estaba correcto. Oí las puertas abriéndose pero permanecí escondido un par de minutos más.

Cuando me confirmaron que estaba lo suficientemente lejos de aquella tortura. Salí de ahí sacando a Emerith conmigo.

- Primera fase completada - sonreí con arrogancia al decirlo y todos los demás sonrieron y aplaudieron.

- Primera fase completada - sonreí con arrogancia al decirlo y todos los demás sonrieron y aplaudieron

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El Juego Al Que Nadie GanaKde žijí příběhy. Začni objevovat