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—jungkook, ponme atención por amor a cristo... —chasqueó sus dedos por décima vez frente a él—

—Eh? Qué? —le regresó la mirada al pelirosa—

—se que te gusta Jimin pero trata de disimularlo, estás casi babeando al verlo practicar —musitó con carisma—

—cierra la boca.

—no te obedezco porque necesito mi voz para darte órdenes de que debes hacer —se dió media vuela tomando de una esquina del escenario una pequeña hoja— te quiero aquí —señaló el centro donde terminaban las dos escaleras del escenario—

—aquí?

—justo allí. Ten ésto —le entregó la hoja—

—y ésto es para que o qué es?

—son instrucciones que debes seguir como tú personaje, tu eres un maestro y tienes el trabajo más difícil. Prácticamente tu estás mandando en el escenario —tomó asiendo en un escalón para prepararse y exponer a jungkook la hoja en sus manos—

—está bien...

—tienes el traje puesto y te queda muy bien, vamos a practicar con él. En la hoja tienes monólogos que deberás decir en la próxima función de este jueves.

—está bien...

—que es dentro de dos días —murmuró un poco audible para él—

está bien...

Jin se confundió al escuchar éso por tercera vez, jungkook era un caso y de él no entendía nada. No sabía el como Jimin trataba tan fácilmente con su cabeza, tanto que hasta casi parecía manipulada. Daba cierto miedo...

—no asustes a SeokJin conejito —apareció en el momento en que vió al pelirosa un poco asustado justo cuando iba a practicar los bailes, palmeó la espalda de jungkook para llamar su atención—

te lo imaginás?

—como me lo imagino según tú —respondió su juego de dominación—

a todos quemados... No me gustan las órdenes, ni este lugar.

no seas cínico jungkook —pellizcó su mejilla. La mirada del pelinegro se fué fugazmente a los suyos—

—no quiero reglas —rasgó la hoja tras sus palabras, Jimin suspiró—

—está bien, sin reglas pero me vas a obedecer en todo. No tenemos otra opción.

—que te parece matar a todos y huir? Es una opción muy fácil —esbozó una pequeña sonrisa—

—jungkook...

le dió una fuerte palmada en su pecho para hacerlo razonar, se dió la vuelta fastidiado alejándose no mucho de él, pero aún así, el mayor jamás dejó de prestarle atención en todo

—no te apetece bailar? —le extendió su mano invitando a que se juntara con él—

—contigo... Podría hacerlo por toda la vida.

Tomó su mano para acercarla a su rostro y besar el dorso de esta, posó una mano en su cintura y otra sosteniendo con suavidad su pequeña mano, aún sin música comenzó a dar vueltas pequeñas en un mismo lugar llevando a Jimin consigo; le gustaba la cercanía del más pequeño, se sentía ciertamente protegido y de vez en cuando la emoción por ser amado se le subía a la cabeza.

tus mejillas están enamoradas —murmuró, se acercó a él cortando por completo el espacio personal para besar su mejilla—

te amo... —expresó muy bajo—

𝖂𝖎𝖓𝖙𝖊𝖗𝖈𝖎𝖗𝖈𝖚𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora