Es 1944, el circo más afamado del mundo dió su gira alrededor del mundo llevando consigo a dos inocentes almas que poco a poco son dañadas terriblemente por la manipulación y presión, pero todo cambió cuando uno de ellos dejo el miedo al maestro y d...
Se había acordado poner un intermedio entre cada show para que el público fuera a comprar a los puestos del circo, además así el grupo siguiente a presentarse tendría más tiempo para alistarse, durante este intermedio de cerca de 10 minutos, Jungkook como maestro tenía el derecho de entretener durante ese tiempo a quién quisiera por lo que tomó una decisión personal sabia por primera vez en mucho tiempo, estando en el sector de vestuario se concentró en mirar a su Jimin unos dos minutos en total silencio y tranquilidad, tomando su tiempo para dejarlo solo mientras le daba su privacidad a cambiarse ya que ahora debía ir a juego con el grupo que le tocaba bailar, no quería molestarlo más.
Caminó por una pasillo improvisados de listones con un poco de lentitud, tomándose cada segundo muy personal para ver cómo estaba evolucionando el show antes y después de los actos. Reafirmó su agarre en el bastón cuando pasó por el telón rojo, su mirada enfrentando a una multitud mayor a la que había antes, enfocar a tantas personas a la vez lo puso un tanto ansioso, lo peor era que en público le era más difícil controlarse en silencio.
Pero debía atar sus cordones.
—¿van disfrutando?
No le era normal hacer una corta reverencia tras aplausos porque nunca le pasó algo así, pero sin sonrisa alguna dejó el bastón sostenido entremedio de sus piernas en lo que extendió sus brazos para reverenciar.
—me alegra mucho saber éso...
Tomando de nuevo el bastón, se volteó para ver al que fue el maestro de su ahora circo.
—¿Quieren saber un secreto muy interesante?
Una pequeña risa escapó de sus labios mientras miraba, colgado de un candelabro, a su padre.
—la persona que está allá arriba accedió a colgarse como acto final!
La sorpresa fue grande en varios rostros... Pero de los miembros del circo cuando el público gritó emocionado tras aquella confesión un tanto aterradora
—me gusta este masoquismo... Es tan cruel que parece que me hará llorar sangre
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El nuevo maestro no estaría presente en el acto siguiente por lo que tenía unos minutos libres, ahora era una persona más aquí dentro por lo que tenía otorgado el derecho a salir de la carpa, siguió a las personas que salían por el lado del parque, quería ver qué más había aquí.
Que más beneficios podía tener.
Sus ojos se quedaron fijos en un punto muerto del parque de atracciones tras estar en la entrada, un aire gélido proveniente del viento chocó contra su ropa un tanto fuerte, respiró profundo llenando sus pulmones de aire limpio, lo hizo sentirse un tanto mejor por ya no verse sofocado gracias a ese lugar, no había mucho sol aunque ya eso era normal; pero escuchar tantas cosas diferentes le daba calma a la tempestad que tuvo que atravesar.
