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☽ | SOPORTAR EL SILENCIO.

☽ | SOPORTAR EL SILENCIO

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Tras obtener la cena, regateando un poco el precio de los comestibles, Dante se aprisa para regresar al lado de su invitado especial quien lo espera en el centro de la plaza. Nada más salir de la tienda y de cruzar una carretera para llegar hasta su encuentro, lo ve en la distancia charlando gustosamente con otra persona. Esta es mucho más alta, de piel morena y es poseedor de un extraño cabello de tonos blancos y reflejos purpúreos. Viste muy elegante e incluso desde su perspectiva, se ve que está rompiendo el espacio personal con el de cabellos oscuros y largos. Eso no le gusta.

Por ese motivo llama su atención, para que se sepa que su amigo no anda solo.

—¡Vanitas, oye! —El mencionado solo le dedica una ligera mirada antes de devolver la vista al personaje que le acompaña.

Aquello consigue que apresure el paso y cuando de pronto la imagen del más alto se agazapa enfrente de Vanitas, siente que algo en el aire ha cambiado; es más pesado, cargado y oscuro.

Vuelve a llamarle con más fuerza por la repentina sensación de terror que lo invade, y cuando su amigo se devuelve a mirarlo, solo descubre su rostro confuso. En segundos ya está a su lado para contarle las cuarenta al joven que había puesto en esa situación tan apretada a su amigo, pero pronto se dan cuenta ambos de que ha desaparecido por completo. 

Vanitas parece igual de sorprendido que yo, incluso más.

—¿Lo conocíais? —pregunta con tono dudoso el de cabellera anaranjada, con la esperanza de que fuera así y de que sus sospechas se desvanecieran.

No obstante, cuando Vanitas se da la vuelta para responderle, un desagradable olor entra por sus fosas nasales: un hedor que indica peligro, que aclama la llegada de la muerte.

Al momento quiere apartarse porque le causa molestia y consigue que un gran peso se instale en su pecho, pero decide no hacerlo para no hacer creer a su amigo que es culpa suya. Así que decide —mientras Vanitas mira curioso el interior de una de las bolsas que carga— inspeccionar su cuerpo con una vista rápida. No tarda en encontrar la procedencia de ese inusual y exuberante olor; proviene de su brazo, y no le es difícil suponer que probablemente sea culpa del personaje anterior que le acompañaba.

—No, Dante..., Era solo un joven que observaba esta estructura como yo. Pero ya se ha marchado y creo que nosotros deberíamos de hacer lo mismo —le dice su amigo, y porque sabe que no puede hacer nada más con aquel tema, se ponen en marcha.

Dante le tiende una de las bolsas a su amigo y este la sostiene de mala gana, dando unas zancadas graciosas mientras se devuelven por el camino hasta su casa. No obstante, cuando Vanitas se adelanta y el de cabellos anaranjados trata de que la comida que carga no se le caiga, algo llama su atención.

𝐂𝐀𝐍 𝐈 𝐌𝐄𝐒𝐒 𝐘𝐎𝐔 𝐔𝐏? | vanoé.Where stories live. Discover now