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☽ | EL MISTERIO QUE ME MUESTRA.

☽ | EL MISTERIO QUE ME MUESTRA

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Nada más escuchar su petición, una sensación amarga se apodera del estómago de Vanitas. No es capaz de leer entre líneas lo que en verdad busca, pero abrazándose el torso y sin apartar la mirada de la suya, acepta sus condiciones. Igualmente, no tiene más que hacerlo si no quiere perder lo que considera importante. Así que, sin querer perder el control que ha conseguido tener al paso de los años, moviendo un poco su pie izquierdo, recupera su postura altanera y relajada.

—Apenas os conozco de un día..., Pero si es lo que queréis, solo lo haré si a cambio también me hacéis un favor. —Sus ojos violáceos se abren un poco, quizás con sorpresa, e inevitablemente el chico de cabellera oscura no puede dejar de recordar los múltiples bocetos que tiene de su rostro.

Sin embargo, sacudiendo la cabeza, pone atención en la manera en la que curva sus labios en una ladina sonrisa. Por alguna razón, siente que esta situación le divierte.

—Vos diréis —le dice, mientras el desconocido acomoda un mechón blanco y rebelde de su cabello tras una de sus orejas.

Vanitas se da cuenta de que sus ojos purpúreos no le dejan de ver un segundo y siente que ve más allá de lo que cualquier otra persona podría llega a vislumbrar. De repente, le invade una extraña y doliente sensación, y recuerda los ojos que creyó ver la noche anterior en su habitación. 

No obstante, el repentino acercamiento del hombre lo saca de su mente y solo ve la forma en la que su mano libre se extiende para acariciar uno de sus cabellos largos y oscuros. La forma en la que sus dedos lo sujetan, con una extraña calma y apreciación, hace que la tripa se le revuelva; pero no hay sentimiento de rechazo alguno naciendo en su interior, simplemente... hay uno de espera, de ver qué se trae entre manos.

Por haber desatendido su vista, Vanitas al alzar la mirada, distingue esos ojos brillantes y deseosos de algo que no puede identificar solamente centrados en el. Traga grueso mientras comienza a hablar; es lo que quiere, y se lo va a dar.

—Me gustaría saber vuestro nombre, debido a que si esto va a relacionar nuestros caminos por un tiempo indefinido, no me atrae la idea de trataros como a un extraño —dice el de la piel lechosa, realmente curioso de quien se trata el hombre.

Los rayos solares que brillan tras su espalda parecen hacerlo destacar todavía más, y mientras sigue el desconocido tocando sus mechones del cabello, Vanitas ve que este se dedica a ladear su rostro, quizás pensativo. No dicen nada durante unos segundos y solo se puede escuchar a su alrededor el cantor de los pájaros que en ese momento, resultan molestos.

Entonces finalmente le suelta el cabello para pasar ahora a sujetarlo con firmeza de la barbilla; al instante, aunque no se incomoda ante su cercanía, una sensación fría se reparte por ese agarre. ¿Cómo alguien puede estar tan helado?, no evita preguntarse. Aun así, su sujeción no es realmente fuerte y parece que se dedica más a darles ligeros roces.

𝐂𝐀𝐍 𝐈 𝐌𝐄𝐒𝐒 𝐘𝐎𝐔 𝐔𝐏? | vanoé.Onde histórias criam vida. Descubra agora