4. Ataque

103 13 0
                                    

La reina fue informada por el agente Ross sobre el descubrimiento de vibranium en el fondo del mar y de cómo un científico había logrado crear una máquina que lo localizara.

Era un tema delicado, si el gobierno estaba buscando por todas partes vibranium y lograban obtenerlo habría un desastre que podía llegar a ser mundial, debía comunicárselo a Namor cuanto antes para que estuvieran alerta en los océanos.

-¿un científico?- pregunto Namor
-Eso es lo que dicen mis informantes- dijo Ramonda
-Bien...- se quedó pensando -Derribaremos los barcos, no lograrán pasar a mi gente- dijo serio
-No, si lo haces culparán a Wakanda por eso- detuvo su idea
-¿entonces que sugiere?, no pondré en riesgo lo que tanto me ha costado cuidar-
-No lo sé, después de la última junta con esa gente no quedamos del todo bien- pensando -Pero atacar sus barcos es solo el inicio de una pelea innecesaria-

Ellos hablaban mientras en el océano ya habían derribado el primer barco, unos buzos se habían adentrado y casi hayaron una entrada a Talokan, hubo un enfrentamiento donde ambos lados tuvieron heridos, las cosas se pusieron tensas terminando en ese trágico suceso.

En las horas siguientes Kukulcán sintió un mal presentimiento, se dio prisa en adentrarse al mar, estaba de regreso en Talokan por fin.
Llego con Attuma y le contaron lo que pasó, el mismo se encargo de cuidar a sus hijos heridos, ahora tendría un pleito extra con Ramonda por lo sucedido.

Se quedó en Talokan por esa noche, se sentía cansado, pensaba en el pasado cuando descubrió a los conquistadores en las tierras donde habito su madre, la ira que sintió y la satisfacción al acabar con ellos, no quería que su gente sufriera lo que sus antepasados, ese sentimiento de pérdida al abandonar su hogar por que su madre le platicaba seguido de esos sucesos muriendo con volver a aquellos lugares.

Estando de nuevo en Wakanda, discutió con Ramonda por lo sucedido, aun así, Namor pidió traer al científico para hacerse cargo de una vez por todas de ese asunto, Shuri lo cuestiono sobre que haría cuando lo tuviera enfrente, parecía que ella negaría cada idea que él tuviera con tal de llevarle la contraria.

-Tú mejor solución es matar, ¿por qué no me sorprende?- dijo Shuri con ironía
-¿Qué sugiere princesa?- pregunto -Hirió a mi gente, atacó mi hogar y su invento podría provocar una catástrofe, es evidente que no merece mi piedad- dijo molesto
-Podemos arreglarlo de otras formas, miles de años de evolución nos dieron el poder de dialogar- alego
-Dialogar con ellos no servirá, tu madre ya lo hizo y aún siguen con su absurda idea de poseer nuestros recursos- contradijo
-Matarlos tampoco lo solucionará- replicó molesta
-Dame una buena razón, solo una para sentir algo de empatia por ellos- dijo mirándola a los ojos completamente serio
-Ya se derramó suficiente sangre, ¿esa no es una buena razón?- le pregunto sin bajarle la mirada

Namor se quedo callado, asintió y sugirió otra cosa.

-Bien... de todas formas hay que traer al científico americano aquí, es la única persona en el planeta capaz de realizar esa máquina, sin ella no podrán volver a entrar al océano a usmear- volvió con su tono tranquilo de voz

La reina veía el odio en los ojos de Namor, así que accedió a traerle a creador de aquella máquina. Mando a las dora millaje por el sujeto para poder conocerlo, la misión sería rápida y discreta.

Shuri había detectado una anomalía en los signos vitales de Namor durante su discusión, su frecuencia respiratoria había bajado demasiado de momento a otro, ahora se encontraban más estables pero seguían siendo bajos.

Se le ocurrió que tal vez podría ir comprobar lo que decía su monitor. Así que se encontraba casual caminando por las orillas del mar sin señal del mutante, el rastreador decía que estaba cerca, pronto lo visualizo a lo lejos sobre la arena respirando agitado.

Se quedó mirando y luego reviso los datos que aparecían en su pantalla, su ritmo cardíaco estaba acelerandose, parecía un infarto.

Namor se dio un impulso con sus alas y logró llegar al agua, tardo un tiempo en volver a asomar su cabeza a la superficie, parecía más calmado pero desorientado, miró a todas partes y luego cuando hubico donde estaba el palacio nado de regreso a la orilla, estaba más débil de lo que su orgullo le permitiría decir.

El tratamiento que le estaban haciendo seguir no estaba funcionando.

Acuerdo en Desacuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora