15. Solo tú

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De un momento a otro se debilitó Namor, su corazón se detenía, Shuri trato de hacer lo imposible pero no consiguió reanimar el pulso.

Namora entro después de escuchar los gritos de ayuda y quedo sentada en el suelo completamente en Shock, Kukulcán había muerto...

La princesa se negaba a aceptarlo, comenzó a hacer compresiones en su pecho, sus lágrimas se derramaban por sus mejillas, suplico por un milagro.

Attuma la separó del cuerpo de Namor para intentar calmarla pero ella se resistía.

-Gracias princesa, por ayudarlo a morir en paz- dijo Attuma
-¡No, por favor has algo, por favor!- le pidió
-No hay nada que hacer, ¿no lo entiendes?- dijo Namora enojada y con la voz quebrada

Shuri sollozo, volvió tomar la mano de Kukulcán y beso su frente.
Hubo un momento de silencio hasta que algo en ella se iluminó.

-Hay que llevarlo a Wakanda pronto- dijo limpiando sus ojos
-No- se negó Namora -Ya no hay razón para ir ahí-
-Tengo una idea, que nos puede devolver a Kukulcán pero debemos hacerlo ya- dijo decidida
-No importa lo que hagas él no volvera- fue entonces que Namora empezó a llorar
-Hay que intentarlo- dijo Attuma
-Abre los ojos, no importa que hagamos, ya no esta aquí-

Namora no quería que le hicieran más daño, quería demasiado a Kukulcán

-Si hay una posibilidad de tenerlo con nosotros de nuevo ¿por qué no intentarlo?- Le pregunto Attuma que tampoco queria dejar así las cosas

Namora pensó que era mala idea pero tal vez podría resultar lo que sea que Shuri propusiera.
Nadaron a la superficie con el cuerpo de Namor que sujetaban con mucho cuidado, llegaron al laboratorio y fue recostado.
Shuri se encargo de sacar toda la esencia de la planta que le dio sus habilidades a los Talokanes, cuando hicieron la hierva de corazón había impreso un poco de sobra de las plantas por si acaso.

En cuanto estuvo listo, inclinaron la cabeza de Namor y vertieron parte de la mezcla en su boca, no hubo reacción.

Shuri inyecto otro poco en ambos brazos pero aun no pasaba nada.

-Necesita agua- dijo Namora

Attuma ayudo a llevarlo al cuarto de la princesa, lo metieron a la bañera y luego dejaron que el agua callera sobre él.

Un minuto más y no había movido un músculo, Namora bajo la mirada, se arrodillo ante él para hacer una reverencia.

-No Namora, aun no te despidas de él- Attuma la tomó del brazo para levantarla
-Acéptalo Attuma... se ha ido- dijo decepcionada

Attuma suspiro y también se arrodillo para reverenciarlo, Shuri los miraba, sentía el pesar de ellos, era tan evidente que lo querían, los pensamientos de no haber podido hacer nada invadían su mente de nuevo.

Recuerdos de lo que pasó con su hermano le regresaban, sus manos temblaron, su pecho se oprimía, estaba apunto de sufrir un ataque de pánico, "Perdóname por no haber hecho más" repetía en su mente.

Creyó haber visto mal cuando uno de los dedos de Namor se movió, se quedó quieta y entonces el movimiento volvió, su mano fue cerrada por completo y empezó a abrir los ojos.

Namor dio un respiro grande, se sintió mareado, todo era borroso, comenzó a moverse para tratar de ver en donde estaba.
Enfoco su vista un momento en sus manos hasta que por fin veía con claridad, giro a su alrededor sintiendo miradas sobre él.

Estaban impresionados de verlo de nuevo con vida, los tres se acercaron a abrazarlo y Namor les devolvió el abrazo sin saber que pasaba del todo.

Fue impactante para él saber lo que hicieron, estaba conmovido por el amor que le mostraban, sonrió de dicha al estar de pie de nuevo, las marcas de pelea se habían desvanecido y según los estudios hechos estaba como si nada hubiera pasado.

-Gracias princesa- dijo Namora extendiendo su mano
-Fue un gusto- dijo correspondiendo
-Tienes mi respeto y mi lealtad- prometió Namora para después hacer una reverencia

La pantera le correspondió la reverencia cruzando sus brazos en su pecho como lo hacían en Wakanda, Attuma le dio un abrazo y también le prometió su respeto y lealtad, el pueblo de Talokan estaría agradecidos eternamente.

Shuri coloco una planta de Talokan en un estanque de cristal y se lo entrego a Namor, era hermosa, tenía un brillo azul único, Kukulcán jamás la había visto, fue un honor tener entre sus manos la planta que había salvado a su pueblo, sus ojos brillaron de la emoción.

-No puedo creer que la tenga ante mi- dijo admirandola -Es una maravilla-
-Pensé que a tu gente le gustaría tenerla- mencionó Suri complacida
-Gracias princesa- sonrió con dulzura
-Gracias a ti- mencionó
-¿a mi?- extrañado
-Fue gracias a tu regalo que conseguí recrearla- le mostró el brazalete en su mano

Namor sonrió orgulloso y sujetándola con firmeza voló unos metros del suelo solo para que ella se aferrara a él manteniendo una cercanía más intima.

-Te amo- confesó Shuri

Se notaba nerviosa, si tan solo se diera cuenta de que él sentía lo mismos que ella y que su sonrisa de enamorado lo delataba no se sentiría así.

-Yo también te amo- confesó Kukulcán -Eres tan inteligente y bonita que seria un tonto si no te amará-
-No eres un tonto, eres mi prometido- sonrió mostrando su dedo con el anillo

La felicidad de escucharla decir esas palabras lo inundaron, quería quedarse con ella pero tenía  responsabilidades en con su pueblo, aunque eso no lo detendría de ir seguido a visitarla ahora que oficialmente tenía una promesa que cumplir.

-Desearía quedarme más tiempo- dijo antes de regresar
-Lo se, pero tú gente te sigue esperando, dales la noticia de que estás bien yo puedo esperarte- lo abrazo
-Volveré mañana princesa- acaricio su cabello -Cuando el la luna este en su punto más alto nos encontraremos en tu balcón- aviso

Fue así que Namor volvió a las profundidades con su gente, Shuri estuvo impaciente por que la noche volviera a caer.
Al anochecer siguiente lo espero con un suspiro contenido, hasta que vio su silueta aparecer desde la oscuridad.

Luego de esa noche Namor estuvo subiendo a la superficie para visitar a su princesa durante un año y medio, siendo el tiempo suficiente para asegurarse de que era ella la mujer de su vida y la única que deseaba a su lado.

Shuri sabía que Namor deseaba casarse con ella, apesar de no haber sido su sueño de niña ahora era un evento que esperaba con emoción, cuando Kukulcán le preguntó de nuevo si ella deseaba ser su eposa sin dudar aseguro que si, entonces le pidió una fecha para realizar dicho ritual en donde antes de que el día llegara él le daría un regalo de bodas.

Fue al finalizar de ese año que la fecha fue puesta, a la semana de que llegara el tan esperado evento Kukulcán fue a visitarla.

-Quiero que vengas conmigo el día ade hoy, debo mostrarte algo- dijo misterioso
-¿todo esta bien?- pregunto preocupada
-Si, confía en mi- pidió
-De acuerdo

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