10. Tiempo perfecto

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Los días eran estresantes para la gente de Wakanda, desde la desaparición de Shuri la reina Ramonda no había dejado de presionarlos para dar una solución, encontrar las entradas a Talokan, traer a la princesa de regreso pero sobretodo traer a Namor y castigarlo como se debía, esta vez no habría errores.

Okoye había sido destituida de su cargo luego de revelarse que ella sabía de los planes de la princesa, fue una fuerte discusión en donde la reina dejó ver su autoridad, nadie se atrevió a cuestionarla.

-¡No quiero más excusas!- su tono de voz se elevo
-Majestad, solo hay una persona capaz de buscar lo que necesita- dijo uno de los consejeros
-Lo se- dijo pensando -No quería tener que recurrir a ella, se alejo de aquí por sus propias razones y hacerla volver- suspiro -Pero no tengo alternativa es ella o nada- pensó -Preparen el Jet, salimos en 5 minutos- dijo decidida

Irían en busca de Nakia, ella había sido una de las mejores agentes que tenían antes de que se marchara.
Después de encontrarla hablaron sobre lo que había pasado, luego tuvo la intriga de saber por qué estaba ahí la reina.
Al enterarse de ese nuevo enemigo dudo si era buena idea ayudarla, ahora tenía que ver por ella y por sus intereses; Al final terminó accediendo y se fueron de inmediato a Wakanda.

Con una planeación detallada, empezaron a movilizar a la gente, tomaron precauciones, esta vez no serían ellos los que perderían.

Tres días de exaustiva preparación bastaron para realizar la operación.

Mientras tanto en Talokan, Kukulcán le mostraba sus pinturas a Shuri, le explicaba con tranquilidad cada una y ella estaba feliz de escucharlo.

-Tienes mucho talento- admiro sus obras
-Mi siguiente dibujo serás tú- sonrió
-¿lo dices enserió?- pregunto emocionada
-Claro, me llenas de inspiración cuando te veo, eres la paz de mi caótica existencia, un mural a tu nombre es lo menos que podría hacer- dijo admirando su rostro sonriente y sus ojos brillantes

En todos sus años de existencia, era justo ese momento en el que había olvidado su odio asía el mundo de arriba, las rivalidades eran poco importantes y el pasado dolía menos. Aún que los tiempos perfectos duran poco...

Sentados en la orilla del agua, Shuri le revelo un pensamiento profundo, que surgió en ella después de la muerte de su hermano.

-Cuando no pude salvar a mi hermano solo pensé una cosa- dijo sumergida en los recuerdos -¿por qué los ancestros me dieron dones increíbles si no iba a poder usarlos para ayudar a T'challa?-
-Me temo que no tengo una respuesta para eso- siendo comprensivo
-En ese momento solo quería quemar el mundo- dijo con resentimiento y dolor
-Aun puedes hacerlo- pensó -Quememos el mundo juntos- propuso

Shuri lo miro sorprendida por su propuesta, ¿acaso estaría dispuesto a hacer eso?

-Kukulcán, solicitan su presencia señor- dijo Attuma
-Claro- mirando a Shuri -Cuando vuelva tengo una propuesta que hacerte princesa- sonrió

Namor fue al llamado que solicitaron en una pequeña isla solitaria, los hizo esperar hasta casi perder la paciencia. Apareció de forma imponente, saliendo del agua caminando pasos firmes.

-Bien, ya estoy aquí- sonrió con soberbia
-Quiero que regreses a mi hija- Exigió
-¿crees que será tan fácil después de tus torturas asía mi, que solo te entregaré a la princesa por que me lo pidas?- dijo serio
-Al menos dime que esta viva- le pidió
-Si, lo esta- hizo una pausa -Por ahora- sonrió
-Si te atrevez a lastimarla vas a arrepentirte- amenazó
-No le temo a tus palabras- aseguro -Enemigos más fuertes han intentado derrotarme y todos fallaron, tu no serias la excepción-
-¿Recuerdas el barco que tu gente hundió?-le pregunto confiada ante la atenta mirada de Namor -Nos están culpando a nosotros, pero ¿que pasaría si se dan cuenta de que alguien más lo hizo?, no se una nación submarina con vibranium suficiente para aplacar sus ambiciosas mentes, ¿tal vez?- insinuó -A sí que te lo voy a repetir una vez más, quiero a mi hija de vuelta en casa- dijo imponente

Namor estaba sorprendido de la valentía de aquella mujer para hablarle de esa forma, pero le molestaba que tratara de someterlo, él era el dios y como tal sería respetado o temido.

Se acercó aún más, su energía se sentía abrumadora, cualquier otro se hubiera sentido pequeño ante su grandeza e intimidado ante su porte.

-Escucha bien Majestad, si me entero de que le hablaste a alguien sobre nosotros, mataré a la princesa y luego te mataré a ti- susurro estando cerca de la reina -Así que no quiero ninguna nave Wakandiana en mis mares-

Mientras Ramonda distraía a Namor, en las orillas de otra playa abandonada Nakia estaba por entrar a Talokan.

Fue gracias a una investigación, que terminó en Yucatan con una mujer que le hablaba del dios serpiente, glorioso como él mismo, con alas en los tobillos y orejas puntiagudas, que había habitado esos lares antes que cualquiera ahí.
Cuyos ancestros fueron invadidos por conquistadores que les quitaron sus tierras, los sometieron y se mudaron al mar, llevando años debajo del mismo.
Hasta que un día Kukulcán volvió a subir para encontrarse con lo cambiado que estaba el mundo, viendo la opresión de gente como ellos, matando a los colonizadores y liberando al pueblo que esclavizaron, de esa forma quedaría marcado que cada cierto tiempo Kukulcán subiría a la superficie liberando a los pueblos de la opresión.

De esa forma fue como encontro una de las entradas a Talokan, sumergió un equipo avanzado de búsqueda, gracias a las perlas kimoyo hayo la ubicación de Shuri y el plan comenzó, fue en ese momento en el que se encontraban hablando los gobernantes.

Llego a la cueva, vio a Shuri, llamó su atención y enseguida se acercó.

-¿Pero que haces aquí?- pregunto asombrada
-vine por ti- dijo rápido

Una de las tres chicas que cuidaba de Shuri, la tomó y apunto su cuello con una daga, Nakia apunto a la chica y le pidió soltar a la princesa, ella no supo que hacer, los segundos fueron tensos, el arma Wakandiana fue presisa para herir a la chica.

Nakia se llevó a Shuri de ahí apesar de que ella se negó.
Cuando Namor llego, la joven estaba agonizando, enseguida se acercó y la tomó entre sus brazos.

-Mi señor- dijo débil
-Aquí estoy pequeña- acaricio su rostro
-¿puede salvarme?- pregunto inocente

Kukulcán sintió una punzada de dolor en el pecho, no podía hacer nada, la miro con tristeza y bajo la mirada, la chica suspiro su último aliento y rodeada de gente que la quizo se marchó a la eternidad.

El dios con lagrimas cubriendo sus ojos, cerró los párpados de su hija, ahora descansaría con los ancestros.

-Esto paso mientras hablabas con la reina- dijo Namora molesta -Esto es un acto de guerra, ¿qué vamos a hacer?- exigiendo una respuesta

Con el dolor en su pecho se levantó, limpio sus ojos, ya era tiempo de actuar como el gobernante que era, los sentimientos debían quedar aún lado.

Acuerdo en Desacuerdo Where stories live. Discover now