5. El otro lado

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Estaba decepcionado, por un momento tuvo esperanza en el trabajo de los científicos, ahora creía que Namora tenía razón, tal vez no debió de subir a la superficie y seguir dejando que sus medicos lo atendieran, o tal vez ya no tenía solución.
Sin importar eso debía mostrarse fuerte, seguro habría una batalla que librar y debía dirigir a su gente, no podía dejar sin esperanza también a su pueblo y que pensaran que su dios no podía protegerlos.

Miró al horizonte donde el mar y el cielo se unen haciendo una promesa.

-No volveremos a huir- toco el brazalete que fue de su madre

Shuri lo vio tomar impulso y volar, era majestuoso, se dirigía al palacio de nuevo, es la primera vez que lo había visto volar, sus alas eran fuertes, de unas plumas blancas suaves. Él se alejaba mientras ella tomaba asiento en las rocas, quizá lo estaba juzgando muy pronto, no entendia por qué se sentía con el impulso de ayudarlo pero algo le decía que lo hiciera.

Shuri caminaba por los amplios jardines, es la primera vez en mucho tiempo que estaba ahí, también era la primera vez en muchos meses que estaba tanto tiempo fuera de su laboratorio y es que no había encontrado algo lo suficientemente bueno que valiera la pena para volver al mundo exterior.

Su atención se distrajo cuando vio de nuevo a Namor oliendo las rosas, al parecer le gustaban, al tratar de tomar una, se había clavado una espina soltando un pequeño quejido y alejando su mano.

Volvió a tocarla pero esta vez con más delicadeza, la acerco a su nariz, cerró los ojos y se deleitó con él aroma, bajo el agua no habían muchos olores tan peculiares como esos, incluso en algunos sitios había dejado de percibir el olor pues ya estaba acostumbrado, pero ahí, habían tantos olores diferentes que no alcanzaría a contarlos todos.
Siguió caminando, lo hacía descalzo sobre el césped que cubría esa zona, la sensación era cosquillosa, se sentó al pie de un árbol donde la sombra cubría su cuerpo, llevaba consigo unas cuantas uvas que había tomado del desayuno ese día, se estaban convirtiendo en su fruta favorita.

Escucho una rama romperse y se alertó, solo era la princesa, hicieron contacto visual un momento y luego Namor la invito a sentarse a su lado y ella por sorpresa accedió.

Ahora estaban los dos en un silencio incomodo, sin tema de conversación alguno, Shuri se dio cuenta de que el dedo de aquel hombre aún sangraba, a pesar de haber sido solo un piquete.

-¿te has lastimado?- pregunto
-No es nada, solo es un poco de sangre- miro su mano
-Tengo una cinta adsiva, puedo ponerla si quieres- ofreció
-De acuerdo- accedió

Shuri tomó la mano de Namor y destapó la cinta, con cuidado la enredo en su dedo, sus manos eran mucho más grandes que las de ella, más fuertes y algo más ásperas pero cálidas, sorprendente mente cálidas, esperaba que al venir del agua fuera más frío.

Le agradeció sus atenciones, tomó otra uva y la metió a su boca, fue entonces que a Shuri se le ocurrió algo que lo más seguro es que su madre consideraría como inapropiado.

-¿qué tal saben?- le pregunto
-Tienen un sabor interesante... son muy dulces y jugosas- pensó mientras las saboreaba
-No es la única presentación que tienen- dijo misteriosa
-¿de qué otra forma podría comerlas?- pregunto curioso
-Mas bien beberlas, ¿has tomado vino alguna vez?- sonrió
-No que yo recuerde, una vez hace unos años brinde con algo que llamaban "la bebida de los dioses"- recordó -Pero no volví a hacerlo-
-Entonces probablemente te guste, podemos ir a mi laboratorio, nadie va a molestarnos aya- sugirió
-De acuerdo-

Se encontraban en el laboratorio luego de que pasarán por la botella de vino a escondidas, si alguien los viera les llamarían la atención como niños traviesos robando dulces.

Sirvió las primera copa solo para darle a degustar a Namor, le mostró como tomarlo de forma correcta y tomo un sorbo seguida de él.

No lo habia convencido tanto en un principio pero 2 copas después la agarro gusto al sabor y siguieron hasta acabar la botella. Estando más relajados decidieron traer tequila por sugerencia del mayor.

Shuri estaba ya algo influenciada por la bebida, en cambio Namor seguía hablando tan fluidamente como siempre, no se le notaba que siquiera hubiera bebido, su resistencia al alcohol era impresionante como todo él.

-Continúa con la historia, quiero oirla completa- dijo emocionada
-Bueno al final terminamos cortando las redes, casi se hunde el barco pero fue por que la ballena estaba desesperada por liberarse, creyeron que eran sirenas- dijo entre risas -Tenían pánico de cruzar por ahí pero después dejaron de creer en eso y ya no fue tan divertido-
-Espera un segundo, eso suena a una época muy antigua, conquistadores y sirenas- tomo otro trago
-Si, tiene ya un tiempo- tomando también un trago
-¿cuantos años tienes?- pregunto incrédula
-Apenas unos 100 años- dijo tranquilo

Su respuesta dejo sorprendida a Shuri, no se notaba para nada, parecía un hombre en su mejor edad, luego recordó que era mutante y le hizo más sentido, pero las dudas comenzaron a surgir.

-¿Y en todo ese tiempo no pudiste encontrara a alguien más para casarte?- pregunto
-No era algo que me interesará, no había nadie con quien yo quisiera repartir mi vida en realidad- aclaro
-¿y yo soy lo que quieres como esposa?- pregunto curiosa
-No se, no te conozco bien- tomó un trago más -Eres hermosa, lista pero todo lo demás es superficial, no has querido que conviva contigo y yo no quiero forzarte, se que no eres mala solo estas a la defensiva pero yo no propuse esto, fue tu madre- confesó
-¿mi madre?- dijo alarmada -¿ella fue capaz de hacerme esto?- susurro -¿por qué aceptaste?-
-Era la única condición que propuso la reina para atenderme- dijo resignado meniando su bebida -De otra forma no me dejaría estar aquí, aunque no he visto resultados-
-¿atender qué?- pregunto con falsa ignorancia

Namor callo en cunta de que había hablado de más y solo negó con la cabeza pero Shuri insistió en que hablara de ello.

-Esta bien- dijo resignado -Pero es secreto- susurro

Esa fue la señal que Shuri tuvo para darse cuenta de que ya le había hecho efecto el alcohol en el sistema y ahora si podría hacerlo hablar.

Acuerdo en Desacuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora