14. Por favor espera

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Se había quedado asombrada al ver los murales donde cada uno narraba una historia pero justo en el centro, en la parte más grande del lugar, estaban pitados una pantera y un guerrero en una ardua batalla, ella sabía lo que representaba y sintió su rostro sonrojarse, alguna vez Namor le dijo que le haría un mural pero no espero que lo cumpliera, aunque au había una parte sin terminar.

Attuma la guió más al fondo donde se encontraba Kukulcán recostado y a Namora poniendo paños húmedos en su frente, el ambiente se notaba decaído, muy silencioso.

-Ya la he traído- informo
-¿qué sucedió?- pregunto la princesa
-Desde su batalla no se ha podido recuperar, los médicos no dan esperanzas de salvarlo- dijo Namora -Ha estado alucinando por la fiebre y en su alucinación siempre te nombra- le explico -Estoy segura de que a él le gustaría hablar contigo, ¿podrías...- no quizo terminar la pregunta
-Claro, ya entiendo- dijo con tristeza -Denos un momento-

Los dejaron solos, Shuri se acercó a Kukulcán y tomó su mano, era demasiado fría, su color bronceado se había desvanecido, sus labios se veían algo deshidratados, su rostro reflejaba dolor. No esperaba encontrarlo en ese estado, incluso estaba vendado del tórax, no quería suponer nada pero estaba casi segura que aún tenía las quemaduras en su espalda por que su rostro aún tenía las marcas de sus garras, si revisara sus tobillos tal vez aun tendría lastimada una de sus alas.

Se sentía culpable pero a la vez se convencia de que no era su culpa completamente, ya no sabia si hacía lo correcto o no, quería verlo herido y débil cuando estaba llena de odio pero ahora sentía un sentimiento de tristeza en el pecho.

Lo abrazo recargando su rostro en su pecho, podía ecuchar los latido pausados que su agotado corazón daba.

-Shuri...- pronunció su nombre con anhelo
-Estoy aquí- dijo despacio
-Ojala fuera real- dijo abriendo los ojos -Ojalá estuvieras aquí-

Shuri tomó la mano de Kukulcán y llevó a su pecho donde se podía sentir sus latidos.

-¿los sientes?, son reales por que estoy aquí- le dijo con dulzura
-Temía no volver a verte- dijo sonriendo -Quería disculparme-
-No, no hagas eso- se negó
-Shuri solo escúchame un momento- pidió
-No, te estas despidiendo lo sé y no pienso escucharte- hablo firme
-Estoy intentando hacer que esto sea menos difícil por favor- insistió -Lo siento en mí, ya no me queda tanto tiempo-
-Te llevare a Wakanda, haré algo para ayudarte pero no te rindas- lo miro con preocupación
-Ya arregle mis asuntos aquí, lo único que faltaba por arreglar era lo nuestro- confesó
-No voy a escucharte- sus ojos lagrimeron

Shuri se levanto y se fue al otro lado de la habitación no quería escucharlo por que entonces ya no habría algún asunto que lo mantuviera vivo, no quería perderlo.

-Shuri... ¿Recuerdas el día en el que te fuiste de Tañokan?- pregunto

Al no contestar, el dios decidiera continuar hablando.

-Quería proponerte matrimonio- se reía de la situación -Pense en muchas formas de decírtelo pero creo que encontré la forma correcta, ¿no quieres saber cuál es?- le pregunto

Shuri se encontraba de espaldas a él, trataba de que sus llanto no incrementará, no quería quebrarse enfrente de él por que debía de ser fuerte, ya no quería llorar más, no deseaba perder otra persona en su vida, ya tenía suficientes muertes.

Kukulcán se acercó a ella despacio con apoyo de un bastón en forma de serpiente, la tomó del hombro y le pidió que volteara a verlo, los ojos de la pantera estaban inundados de lágrimas y su mano tapaba su boca para que no la escuchara llorar.

Cuando ella lo miro de pie no pudo evitar abrazarlo y refugiarse entre sus brazos, sentía como la sujetaba con fuerza, no quería soltarlo.

Ese momento era de ellos, un segundo en la inmensidad del tiempo que podía estar en silencio, sosteniéndose uno al otro con amor, un amor que había estado oculto hasta ahora que sentían perderlo todo.

-¿Quieres casarte conmigo?- susurro entremedio del abrazo
-Si- respondió con los ojos cerrados

Kukulcán inclino su cabeza y beso tiernamente la mejilla de Shuri, ella suspiro después de que él despegará sus labios de su piel, lo miró a los ojos para tomarlo del cuello jalando un poco de él, lo beso en los labios, esos labios a los que se había estado resistiendo, lo disfruto tanto como pudo hasta que el oxígeno se les acabó.

-Eres como una cura para mi, en toda mi existencia jamás experimente algo parecido, tu eres el cambio que deseaba en mi monótona vida Shuri, por primera vez desee algo que no conocía, tu compañía fue la mejor de las joyas y estoy agradecido con la vida por permitirme conocerte- le dijo en voz baja como queriendo conservar esa privacidad -Gracias Shuri por los mejores momentos de mi vida-

La princesa era un mar de lagrimas, Namor tomó su mano y coloco un anillo hecho de Vibranium con incrustaciones de zafiro azul.

Shuri veía el anillo con tristeza, sentía que una parte de su alma se rompía lentamente.

Acuerdo en Desacuerdo Where stories live. Discover now