13. La serpiente y la pantera

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La primera en atacar fue Shuri, ya no perdería más tiempo, quería terminar con eso lo más pronto posible sin importar cual fuera el resultado.

Namor esquivaba cada uno de sus golpes, no quería lastimarla pero ella lo atacaba con tal furia que casi logra darle, así que no le quedó más que pelear, Shuri logró conectarle varios golpes, no se detendría hasta acabarlo, arañó su rostro dejando sus garras marcadas, era una herida profunda.
Lo que lo impulso a pelear fue cuando la tomó para levantarla hasta las nuves y luego dejando que ambos cayeran pero antes de poder llegar al suelo ella arranco las plumas de sus alas y desestabilizo su equilibrio, horrorizado miro sus plumas en las manos de la pantera, era hora de que viera la realidad y peleará como era debido.

Se lavanto impulsadose, un con un pie lastimado logró impactar a su enemiga contra las rocas pero ella enterró sus garras en sus espalda y luego causo una explosión, ambos quedaron tirados lejos del otro.

El sol estaba en su punto máximo, Namor se estaba debilitando lentamente, se sentía cansado de un momento a otro, el impacto de la explosión aturdio sus sentidos, comenzaba a ver borroso, sentía su corazón latirle en los oídos, no podía respirar bien pero no era buen momento para que sus fuerzas lo abandonarán, la pantera se iba acercando lentamente, como depredador apunto de cazar a su herida presa después de jugar con ella.

En el barco los Talokanes ya habían comenzado con el ataque a los Wakandianos, Okoye y Aneka habían llegado a ayudar con los trajes especiales en los que trabajo Shuri, ahora eran parte de una fuerza élite de ataque.

Namora y Attuma dirigían a la gente para hacer frente a la batalla, la joven guerreras se enfrenta a Riri quien estaba causándoles problemas con su traje, subió a ella y comenzó a romper todo lo que podía, mientras su compañero se enfrentaba a Okoye, ninguno de los tendría piedad por matar al otro.

Entre Namor y Shuri las cosas se iban poniendo más tensas, la pantera logró esquivar sus golpes y darle unos cuantos más, lo que no tuvo previsto es que Kukulcán ya había visto su lanza, espero que se acercaba de nuevo y cuando se lanzó a atacarlo la atravesó de lado a lado dejándola clavada en una roca.

-Pudo ser diferente- susurro mientras acariciaba su rostro -Lo siento tanto- beso su frente

Namor se alejo de ella, le dio una mirada y luego camino con dirección al mar, necesitaba agua lo más pronto posible.

Shuri tuvo un recuerdo de killmonger preguntándole si haría lo correcto, llenándola de furia de nuevo, esto no seria como en su sueño, ella se juro no terminar así, de un zarpaso corto la lanza y se safo de ella, se apresuró poniéndose delante de Namor que al verla se sorprendió y volvió a poner su guardia, él sabía que no podía más pero no moriría sin pelear.

Shuri dio su grito de pelea y la nave que había quedado estrellada exploto, las llamas abrazadoras quemaron la piel de Namor, el guerrero cayó de rodillas y luego completamente, la princesa pateo su cuerpo haciendo quedar boca arriba poniendo su lanza cerca de su cuello, quería ver sus ojos perder el brillo cuando terminará con su vida.

Namor comenzó a sentir el frío en su cuerpo, su garganta se sentía hecha un nudo, apenas si podía respirar, mantener los ojos abiertos parecía un trabajo muy complicado, entonces la vio, vio a su madre esperando por él del otro lado de un océano inmenso del cual no dudo en atravesar, su corazón latía fuerte y rápido como si pudiera salirse de su cuerpo, el estar con su gente antes muerta lo insitaba a seguir, podía ver el rostro de todos ellos en paz, deseaba eso por el mar que lo deseaba.

Shuri tuvo una revelación de su madre parada a lado del árbol en el plano ancestral, escuchaba su voz diciéndole "muestrale quien eres", ella entre lágrimas de felicidad y melancolía asintió, un momento después tuvo que mirar todo para recordar en donde estaba.

-Rindete ahora y Wakanda protegerá sus océanos, cuidaremos sus secretos pero rindete- dijo insistente

Namor solo escuchaba el eco se su voz pero no hizo caso y siguió nadando.

Shuri golpeo ligeramente su cuerpo para que reaccionará, pero solo abrió un poco los ojos, él veía a su madre sonriendo extendiendo sus brazos, agonizaba lentamente.

-Rindete y tu pueblo vivirá- pego la lanza aún más al cuello del hombre
-Me rindo- dijo en un susurro débil casi imperceptible

Eso fue suficiente para Shuri, soltó el arma y cayó sentada en la arena, toco su abdomen pero no había ni una lesión en ella, era como si se hubiera regenerado, le pareció raro hasta que recordó la mezcla que hizo con la hierva de corazón y la planta marina, eso tuvo más sentido para ella.

Sus pensamientos se esfumaron cuando las perlas kimoyo que portaba Namor empezaron a encenderse de forma insistente, se acercó a él para revisarlo y noto que su respiración era casi nula, trato de escuchar sus latidos pero eran muy bajos.

Preocupada lo tomó por debajo de los brazos y lo arrastro al agua dejando que su cuerpo fuera cubierto por el agua a excepción de su cabeza que descansaba en ella.

Espero una respuesta de él pero no reacciono, lo movió de forma brusca para tratar de despertarlo pero solo consiguió un quejido de dolor y pensó que estaba recuperando la conciencia.

-Vamos recuperate pronto para poder detener la batalla- dijo cortante

Pero de nuevo no hubo ninguna señal de que estuviera mejorando, el agua empezaba a teñirse de rojo, contrario a lo que pensaba sus heridas no estaban cicatrizado, apenas si se notaba una pequeña diferencia, alarmada llamó a Okoye para que fuera por ellos.

Una vez que subieron a la nave le puso las perlas kimoyo en el pecho para darle una descarga eléctrica y reanimar su corazón.

Namor en su visión estaba apunto de llegar a la orilla donde por fin se reuniría con su gente, la voz de Shuri solo resonaba como un eco inentendible, despertó en un momento en el presente veía el rostro de Shuri pero se hacia borroso y de nuevo veía a su madre, trato de tocarla pero se alejaba de él.

-Soy Kukulcán madre, ¿acaso no me reconoces?- dijo con esperanza

La mujer lo miró de nuevo y le dio una sonrisa, Kukulcán trato de acercarse pero ella se lo negó nuevamente.

-¿qué pasa?, al fin estoy aquí, no sabes lo que espere para verte de nuevo- hablo cariñoso
-Has hecho las cosas bien hasta ahora pero no es momento de que nos reunamos- dijo su madre -Debes irte o no podrás salir de aquí- le advirtió

La voz de Shuri sonó con más claridad, "Hemos llenado nuestro pueblo de rencor, es momento de dejarlo aún lado y volver a la paz", fueron las palabras que escucho

-Si vuelvo, ¿qué pasará contigo?- le pregunto a su madre
-Yo esperaré aquí hasta que sea tu momento- se acercó a él -Se fuerte, protege a los tuyos y sobrevive- beso su frente -No guardes rencor en tu alma- le aconsejo

Namor abrió los ojos y luego sus signos vitales comenzaron a aumentar

-Eso es, mantente despierto- Shuri acaricio su rostro
-¿Dónde estoy?- dijo débil
-Tranquilo, estarás bien, no gastes energía- lo tranquilizo

Al llegar al barco, ya estaban acorralados los Wakandianos y Kukulcán les dio la orden de detenerse y regresar a casa, con una reverencia cumplieron su orden regresando al mar.

Namora lo ayudo a regresar con ellos y Shuri llevo de vuelta a su gente, habían quedado en paz de alguna forma por que no lograron hablar nada más antes de que se separan.

Una semana después Attuma  subió a la superficie solicitando la presencia de la princesa por una emergencia.

-¿qué necesitas?- pregunto extrañada
-Kukulcán quiere verte-
-¿por qué no vino él directamente?- sentía un mal presentimiento
-Es urgente no perdamos más tiempo- insistió
-Primero dime que pasa y luego decidire si quiero ir- se opuso

Attuma se acercó a ella y en voz baja le informó la situación, la princesa acepto ir de inmediato a Talokan.

Al entrar a la cabaña, que en su primera vez ahí decidió no entrar, se quedó asombrada.

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