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Spreen suspiraba mientras miraba el pastel en el horno y los otros intentos a un costado que en verdad, no parecían siquiera pastel... no tardó en mirar casi al instante a su esposo, con ambas manos en la cintura y levantando una ceja; el más alto había intentado prepararle un pastel a su hijo pero no le había salido muy bien; solo podía mirar apenado al pelinegro.

- ¿no sabes hacer un pastel? ¿Por qué no pediste ayuda entonces? Me quemaste toda la cocina, capo -fit solo podía agachar la mirada apenado mientras sentía la intimidante mirada de el hibrido encima suyo (intimidante desde siempre). este último suspiró y se acercó al contrario, dándole unas palmaditas en el hombre antes de volver a hablar- bueno, no te desanimes que no es para tanto, la próxima decime -se dió la vuelta tan pronto dijo eso, encaminandose nuevamente frente al horno y esperando a que sea el momento adecuado para sacar la mezcla ya hecha; prefería mil veces esperar ahí un tiempo antes que sentarse en el sofá y terminar durmiendose.

Spreen se sobresaltó apenas sintió unas manos rodear su cintura y abrazarle, sintiendo también el cuerpo del contrario pegado detrás suyo, rápidamente se recompuso al darse cuenta que únicamente podían ser las manos de su esposo. Se había acostumbrado a estar alerta todo el tiempo, siendo el de quién siempre debían de tener y no al contrario. Por otro lado, no estaba para nada acostumbrado a que de repente el otro se le acercara así cómo así, más tampoco diría nada, simplemente dejo que esté le abrazara y dejara pequeños besos en su cuello y hombros descubiertos por la camisa algo hancha que llevaba. Esos días eran calurosos, sobre todo para el pelinegro que no soportaba los días soleados o muy radiantes, muchas veces prefería estar recostado a lado de su hijo mientras tomaban algo de chocolatada y veían tele, acurrucados unos con el otro en aquellos climas fríos. A comparación de Fit, los días fríos les disgustaban y siempre tenía que estar tapado con mil frazadas encima.

Nuevamente, eran muy diferentes, pero eso era algo relevante en su relación? Por supuesto que no, al menos no para spreen. aunque Fit, muchas veces si pensaba que era imposible no tuvieran aunque sea una cosa en común.

- che, anda a ver al nene, ya sabes que los días así no le gustan tampoco -el moreno se quejó, obedeciendo de mala gana no sin antes, tomar de la barbilla a su esposo y voltear un poco su rostro, dándole un suave beso en los labios antes de soltarle e irse, ya con una sonrisa y mucho más feliz de separarse pues hace unos momentos, no le había gustado para nada la idea-

- It's okay, I'm going to see you, wife -se río antes de por fin subir las escaleras y buscar a su hijo, a su pequeño dragón. Spreen solo asintió, ahora cruzandose de brazos mientras seguía esperando frente al horno, ya con algo de pereza y queriendo irse dormir, pues hace ya tiempo que no hacía pasteles y le era realmente agotador después de haber perdido un poco la técnica-

...

Fit apenas entró a los aposentos de su niño, se dió cuenta que este se encontraba jugando con muñecas y a su vez con súper héroes. Por alguna razón, al niño le gustaba juntar a las glamurosas Barbies con los masados súper héroes, cosa que provocó una pequeña risa de parte de su padre al ver tan extraña pero curiosa combinación. Normalmente, los niños o escogian Barbies o escogian superhéroes, nunca los dos.

Ramón se asustó tan pronto escuchó la risa adulta, pensando que sería su papá spreen para regañarle acerca de estar jugando con juguetes. afortunadamente, era su papá Fit quien estaba parado en frente suyo. El pequeño por fin pudo respirar luego de haber pasado por ese momento un tanto tenso, sonriendo con algo de torpeza a su papá que se dirigió a el y se sentó a su lado.

- ¿Que haces, Ramón? -dijo en un muy buen español a comparación del de todos sus compañeros. A veces el angloparlante se preguntaba si era un desafío del destino el que le hubiera tocado con spreen, quien tenía un español algo confuso debido a su acento y palabras argentinas. La cosa era, que fue curioso y una sorpresa para su persona el día que se enteró sería padre de aquel huevo junto al híbrido- you are playing with your toys? -el niño asintió mientras le daba una muñeca a su padre, quien la tomó con una sonrisa mientras su hijo comenzaba a escribir algo en su libreta-

"Estoy jugando a que Barbie y Batman se odian pero se aman, me recuerdan a tu y papá spreen"

Fit quedó con una sonrisa totalmente rígido, realmente sorprendido de lo que le había dicho su hijo pero queriendo darle tranquilidad sonriendo para que no pensara que en verdad se odiaban

- oh no, Ramón, Your dad and I love each other, it's just that sometimes your dad is very.. serious -dijo rascando su nuca con nerviosismo, queriendo en parte escapar pero a su vez aclarar las cosas. Lo más seguro era que su hijo pensara eso por la indiferencia constante de el pelinegro y por sus apodos hacía el cómo "pelado". Sin duda, tendría que hablar de eso con el chico-

Hablando de el de gafas, este había ya sacado el pastel del horno con unos guantes de cocina, comenzando a decorarlo, más luego de un rato, sin saber que más hacer con el pastel ahora cubierto de merengue blanco. Se apresuró a llamar a Fit con su apodo de "pelado" y a su hijo, pensando que estaría bien con esa decoración vaga. No tardó en ver lo equivocado que estaba al ver a Fit negando con la cabeza y sacando unas gomitas y dulces de sus bolsillos, cosas que el traía siempre para premiar a su hijo cuando hacía las cosas bien ya que fue regañado por spreen de darle muchos caramelos.

- Ramón, you help me? -el niño saltó de emoción, cuando spreen quiso decir algo, Fit se apresuró a darle un beso en la cabeza dejándole por un momento atontado, cómo siempre sin acostumbrarse a sus repentinas acciones de vez en cuando. Solo pudo suspirar mientras veía a padre e hijo decorar el pastel, siendo Fit quien ponía los caramelos y Ramón quien hacía más decoraciones con la manga pastelera, aunque algo decepcionado por el poco color del pastel.

"Papá, no hay más merengue de colores? Quiero rojo, amarillo, rosa ¡Muchos colores!"

El niño miró con ilusión a su padre oso quien solo pudo suspirar mientras ahora comenzaba a hacer más merengue en menos cantidades para que le alcanzará a poner todos los colores que su hijo le pidió.

Ese día, todos se bañaron debido al desastre que hicieron.

soo.. you are my husbandWhere stories live. Discover now