Ella sabe que amo el café, pero...

85 13 8
                                    

Jeongyeon se encontraba en su habitación, había un montón de ropa y trajes por todas partes. Necesitaba el outfit perfecto para ser la protagonista de una historia cliché.

— ¡Seungyeon!
Gritaba sin sentido llamando a su hermana, para después dirigirse a su habitación y asomarse por el marco de la puerta. — ¿Me prestas ropa?

— Toma lo que quieras del closet, pero con cuidado, no vayas a entrar otra vez ahí. Burlándose de la menor, saliendo del cuarto a una velocidad irreal.

— ¡Oye! ¡Le voy a decir a mamá!

Tuvieron una mini discusión.

Bien, ¿Qué me pondré?

— ¿Todavía no sabes que ponerte? Su mirada fue hasta el piso, que estaba repleto de ropa. — ¿Si sabes que eso lo vas a levantar tú?

— Ahorita limpio, ayúdame.

— Hoy hace frío llévate un abrigo.

— Quiero un vestido.

— Usa un vestido de invierno entonces.

— ¡Pero no sé cual!

— ¡Apártate! Los jóvenes de hoy en día no saben ni combinar la ropa.

— Que bobada dices, ¡yo tengo gustos buenísimos!

— Y vaya que los tienes... La menor golpeó su hombro, sabía a que se refería.

— Toma esto, date una ducha, te cambias y te llevo.

— Pero yo puedo ir sola.

— Tienes diecinueve, Jeongyeon, te van a raptar.

— ¡No necesito que me lleves como si fueras mi mamá!

...

— ¿Entonces dónde dijiste que quedaba?

— Cerca de la florería.

— ¡Okay!.. espera. Clavó su mirada completa en ella, analizándola como si fuera una criminal. — ¿Te maquillaste?

Jeongyeon bajó su rostro avergonzada, mirando a la ventana.

— Sólo llévame a la calle, yo camino sola hasta la cafetería.

— ¡Te pusiste lipstick! Oh por Dios, creo que voy a llorar. Haciendo una cara dramática. — Crecen tan rápido.

— Tú cállate, que tú te escapaste a los dieciséis con tu novio a una fiesta.

— ¡Shh! Eso no se dice en voz alta, ya cambié.

— ¿En serio?

— ¡Claro que si! Ya se donde esconder las botellas de alcohol...

La menor rodó los ojos.

El lugar quedaba un poco retirado, así que tardaron unos minutos en acercarse al lugar.

— ¿A que hora vengo por ti?

— ¡No vas a venir por mí! Me iré en taxi.

— Maldita berrinchuda, ¡Debías aprender a manejar!

— Ya vete, te aviso cuando esté en camino.

— ¿Llevas dinero?

— Si.

— Bueno, te veo en la casa, no llegues tarde y si lo haces no azotes la puerta.

— Está bien, ya vete.

— Oye y...

— ¡Ya vete!

— Eso decía, que ya me iba.

Jeongyeon revisó la hora, habían pasado unos pocos minutos de la hora acordada, por lo que aceleró el paso, no quería dejarla esperando.

Entró a la cafetería y no veía a su hermosa castaña cerca, decidió pedir la mesa ya anteriormente reservada y sentarse a esperar.

La llegada de su ángel llegó, y con ella, las puertas del cielo fueron abiertas, lucía perfecta «como siempre» con su cabello bien ondulado, una falda negra con unas botas hasta las rodillas, y un abrigo grande color rosa.

¿Cielo? ¿Infierno? No le interesaba que fuese, porque la única que la llevaría al paraíso sería Nayeon.

— Hola, ¿esperaste mucho? Lo siento, mi madre no estaba y se llevó el coche. Se disculpaba, dejando su bolsa a un lado y tomando asiento.

— No se cuanto tiempo fue, pero ni se sintió. Sonrió en grande, y mentía, sus piernas dolían de los minutos sentada.

Esto también es muy cliché, ya sabes, cuando uno de ellos llega tarde a la primera cita.

"Cita"

La menor sintió que podía desmayarse con solo escuchar eso.

— Oh, si claro...

— ¿Ya viste el menú? ¿Hay algo que quieras probar?

— De hecho, pensé que deberías pedir tú, has venido aquí antes.

— Te traje aquí porque he notado que tomas mucho café y aquí sirven uno delicioso, entonces te daré a probar mi postre favorito.

Jeongyeon tembló de ansiedad al darse cuenta que ese "daré" era enserio, cuando llegó un sólo platillo y su mayor se llevó un bocado grande primero.
Después de hacer una expresión de satisfacción por el sabor, tomó más de aquel pastel de frutas y lo llevó directo a la boca de Jeongyeon.

— Pequeña Jeong, abre grande.

¿Cómo podía respirar aun? Aun cuando sus ojos solo miraban esos hinchados labios llenos de crema batida, tratándola como si fuese una caja de cristal.

Está sería una tarde larga.

...

¡Hola! No sé cuanto tiempo dejé pasar pero aquí otro nuevo capítulo.

En fin 2yeon mis mamis 👀

Gracias por leer, muak.

— M r . L o v e r

SKTILH | 2yeonWhere stories live. Discover now