Castigo

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-Veo que no pierdes el tiempo...- me dijo con burla- Eso me gusta...

Me costó entender a qué se refería. Pero cuando sus ojos recorrieron con desfachatez mi torso desnudo, lo comprendí.
Le di la espalda y me alejé. Y nervioso me dejé caer sobre el colchón...

No podía quedarme parado, las piernas me temblaban. Vi por el rabillo del ojo que Steffan entraba y cerraba la puerta. No osé mirarlo de frente. Esperé a que dijera algo, pero como no lo hizo fui yo quien habló:

-Me quité la remera para secarla...- dije mientras señalaba la salamandra.

Seguí sin recibir respuesta, así que inspiré profundo y lo miré. Bastó sólo un segundo para que toda aquella oleada de dulzura que me había provocado escucharlo pronunciar mi nombre desapareciera. Steffan estaba parado cerca de la puerta. Sus ojos oscuros, rasgados y brillantes rastreaban cada rincón de la pequeña habitación. Parecía desorbitado y nervioso. Su boca, la que siempre me hacía perder la razón cuando la miraba, tenía ahora una expresión desagradable. Todo su rostro la tenía. Era la misma expresión de asco que yo había visto cuando me habló en el pasillo del instituto. E igual que aquella vez, mi corazón comenzó a dolerme dentro del pecho.

-¿Has llamado...al mecánico?- alcancé a balbucear.

Asintió como toda respuesta.

-Entonces, será mejor que esperes afuera.

Me estaba maldiciendo en silencio, a mí mismo, por haberle abierto la puerta. Sabía que me iba a costar mucho olvidar aquella nueva mirada de repugnancia.

Volvió sus ojos a mí, desconcertado.

-Parece que...ya no llueve...Escucha...-dije señalando el techo de finas chapas precarias.

Y era cierto. Ya no se oía nada.
Temblé, y no de frío, cuando apoyó su mano en el picaporte. Abrió la puerta... pero no dio ni un solo paso. Quitó la llave que yo había olvidado del lado de afuera y volvió a cerrar la puerta. Se acercó a mí a paso presuroso y se sentó en el suelo.
Escasos centímetros separaban mi rostro del suyo. Pero me negué a mirarlo.

Suspiré. Y muy dentro mío escuché a mi mente maldecirme por haberlo seguido aquella noche en el bosque... Nada de esto hubiera sucedido...
Era como un castigo...y muy dentro de mí sentía que me lo merecía...

STEFFAN #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora