Fresa y chocolate

512 77 9
                                    

Confundido, volví a mirar a través de la grieta... Vislumbré a un joven Beta, no mayor que yo, con su inconfundible chaleco, de una exclusiva marca de delivery.
Otro golpe en la puerta, me decidió a abrir. Estaría perdido, seguramente buscando alguna dirección.

—Buenas noches...— me dijo, entregándome dos grandes paquetes.

— Yo...no he pedido...nada...— balbucee mientras miraba a uno y otro lado de la calle, cerciorándome de que no hubiera nadie más...

Pero el Beta no me hizo caso. Prácticamente, me obligó a recibir los paquetes y con una destreza increíble se montó en su bicicleta y desapareció calle abajo.

La tibieza que emanaba el paquete más grande me llegó a las manos. Y el rostro de Steffan, de golpe, se me vino a la cabeza. Pero me negué a creerlo.

"Steffan no pudo haberme enviado nada. Porque a Steffan no le importo en lo absoluto...", pensé.

Entonces, mientras volvía a mi colchón y depositaba los paquetes en el suelo, entendí de qué se trataba todo aquello...
¡Era una broma! ¡Una maldita broma de aquel Alpha despiadado!

¿Acaso nunca me iba a perdonar por haberme atrevido a hablarle de mi celo?

—¿Quién sabe que has puesto en estas cajas? —murmuré— Seguro que te tomaste el trabajo de elegir una caja de pizza para que yo la abriera confiado...

Una parte de mí quería arrojar las cajas a la calle. Pero otra parte de mí, se negaba a pensar que Steffan sería capaz de hacerme una broma cruel...

Aún sin argumentos, y con pocas esperanzas, esa parte de mí ganó. Y abrí la primera caja.
Me costó creer que lo que veían mis ojos era cierto: una pizza doble de muzzarella, extra grande, humeante y apetitosa, con un aroma exquisito que inundó en segundos toda la habitación.

Cuando por fin me decidí a agarrar una porción, noté que abajo había otra pizza... Levanté la de muzzarella y hallé un tesoro: el aroma único a cebollas especiadas me embriagó y ya no lo soporté. Creo que recién pude respirar con normalidad cuando acabé con la tercera porción.

Sonriendo, decidí probar la de muzzarella. Y después del fabuloso segundo bocado, recordé que había otra caja.
Sin perder tiempo, la abrí.
No podía creerlo: un pote enorme a rebozar de un tentador helado de chocolate, haciendo contraste con una crema helada de fresa con pequeños trozos de fruta glaseada...

Me quedé mirando el helado por no sé cuánto tiempo sin poder creerlo. Hasta que unas pequeñas gotas transparentes comenzaron a caer sobre el chocolate...

"otra vez, esas malditas goteras..." , pensé.

Alcé la vista al techo, pero no vi nada. Y entonces..., me di cuenta, de que lo que estaba mojando el helado de fresa y chocolate eran mis propias lágrimas...

STEFFAN #PGP2024Место, где живут истории. Откройте их для себя