Capítulo 96: Entre la línea del duelo y los golpes de traición.
17 de Noviembre del 2018.
Karol S.
—Por la Virgen santísima ¿dónde vamos a meter todo esto?
Montse mira todo nuestro alrededor con estrés, parece que una bomba estalló en mi habitación porque hay ropa, regalos, cosas personales y peluches regados en todos lados. Observo todo con las manos en las caderas parada en el colchón de mi cama, me rasco la frente pensando en alguna solución.
—Okey, vamos hacer esto; Dividiremos todo entre las cosas que voy a donar y las cosas con las que me quedaré —decido.
—¿Eres consciente de qué esto es sólo un tercio de lo que tienes? —señala sabiendo que aun no enfrentamos al verdadero monstruo que es aquella habitación al final del pasillo que ambienté como mi closet.
—Claro que lo estoy, pero eso lo dejaremos para después. Mientras tanto resolveremos acá, dividimos todo y empacamos.
Ella supiera—. Esta bien, empecemos.
Si les cae la duda de lo que está sucediendo en este preciso momento se los resumiré: Me voy a mudar.
A días de terminar la gira debemos de entregar este departamento que ha sido donde nos hemos quedado los últimos meses mientras recorríamos el continente, con mi regreso a Buenos Aires y mis constantes salidas como te costumbre las personas descubrieron que vivo acá lo cual significa que es hora de irse a otro lugar. A parte el lugar es muy pequeño, mamá y yo necesitamos más espacio.
Y si, por el momento hemos decidido que no nos iremos de Argentina.
Luego de unos ajetreados días donde mamá y yo considerábamos todas nuestras opciones hemos decidido por el momento no irnos del país, lo cual nos llevó a comprar un penthouse en una muy buena área de la ciudad porque a pesar de que en algún momento nos fuéramos queríamos tener un lugar al cual regresar si llega el momento de irnos a Mexico o quien sabe donde. Ahora que mi tour está confirmado estaríamos yendo y viniendo, así que era ultra necesario tener un lugar.
Básicamente estamos viviendo en el presente, dejando que todo suceda y fluya.
Por suerte tengo a Montse ayudándome a empacar todo, mamá seguía en la calle haciendo transmites y comprando los muebles para nuestro nuevo lugar porque en todo el tiempo que llevamos aquí no hemos tenido unos propios ya que en todos los lugares a los que me llevaban a vivir estaban totalmente amueblados. Así que todo era cuestión de recoger nuestras cosas personales lo cual no lo hace menos sencillo porque tenemos un montón de cosas, especialmente yo.
Toda mi tarde se basa en eso, en empacar todas mis cosas y dejando fuera sólo lo que utilizaré esta última semana. Por suerte mamá llega cayendo la tarde y nos echa una mano para que terminemos de una vez por todas, también me lamento no haber hecho esto hace unos días anteriores porque mañana empieza la primera función en el Luna Park y voy a llegar destruida.
En la noche finalmente podemos relajarnos y mi habitación vuelve a estar decente, aunque ahora mismo no la siento del todo mi habitación porque las paredes están vacías y ya no hay ningún objeto que me haga sentir "en casa". Sin más pedimos sushi para cenar y quedarnos en la sala viendo alguna película.
Llevo una pieza a mi boca justo cuando mi celular vibra anunciando algún mensaje. Desbloqueo la pantalla para verlo.
Ruggerito: ¿Podemos vernos? Quiero hablar contigo y verte.
