Todos decían que la noche era la hora de todo el día, claramente que todos quizás la adoraban. Y entre uno de esos; estaba la Muerte.

Se encontraba sentado en el bosque, en una roca, mientras miraba la hermosa luna llena.

Ser alguien inmortal tenía sus ventajas y desventajas, y eso él lo sabía. Pero aparte de eso; siempre le había gustado la noche, pero siendo sincero, la amaba.

Pero había una razón, después de todo, en sus largos años de existencia había escuchado una historia que lo había conmovido.

La historia de La luna.

Hace años la había escuchado, al principio no le encontraba sentido, pero ahora, después de tanto tiempo lo hizo. Por eso se había convertido en una de sus favoritas.

[....]

—Bien, ya tienes todo listo ¿verdad? —la rubia miro a el lobo castaño.—

—Si patrona —le respondió con sarcasmo— Para la próxima no me pidas tantas cosas, todavía tuve que hacer un trato con Monty y así no quedarme sin plata...

—Oh vamos, ¿no se supone que es tu hermano? —ella solo miro a su compañero con cierta curiosidad.—

—Ya te había contado sobre esto antes, Ricitos. Es mi medio hermano por parte de mi madre —él simplemente se dió la vuelta para no seguir más con el tema, no le agrada.—

Sin nada más que decir, ambos se pusieron manos a la obra con su intento de cupido, Drako seguía pensando que seguía siendo pésima idea, por eso a diario Ricitos le recriminaba.

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—¡Buenas, buenas! —la rubia hablo animadamente— ¿Alguien por aquí me mandó a llamar?

—Al fin llegas —la felina suspiro de alivio— Quiero hablar contigo...

—Hmm, déjame adivinar...—ella se sentó en la silla, al lado de la camilla— Quieres que te diga que tienes, ¿cierto?

—Si. Ayer te fuiste como si tu vida dependiera de eso.

—Mira Patitas Suaves, es algo difícil de explicar, en especial a ti...—rasco su nuca— Pero solo puedo decirte que; tienes que termina tu relación con Gato.

—¿Por qué dices eso? —la miro con confusión y su ceño levemente fruncido.—

—Dios ayúdame...—susurro para si misma— Mira Kitty, tu tienes la enfermedad de las rosas. Tienes que acabar con esto, tu misma puedes terminar provocando tu propia muerte.

—¿Cómo? —ella la miro confundida, cosa que hizo a Ricitos dar un grito internó.—

—¡Fue más fácil explicarle a ese... ahg! —lo único que pudo hacer fue tomar su cabeza de los costados, tratando de calmarse— Bien, te lo explicaré de una manera que entiendas...

[....]

—Bien, ¿ahora que pretendes hacer? —la voz de su compañero la saco de sus pensamientos.—

—Hablar con Muerte —le respondió, sin dejar de lado lo que hacía, o mejor dicho, lo que escribía— Solo espero que esto funcione...

—Ya Ricitos, tu misma estabas convencida de que si funcionaria. No te eches para atrás ahora que ya esta todo hecho —le recordó el lobo castaño.—

—Lo sé... pero hace poco hablé con Kitty, y creo que aún no esta muy convencida de lo que esta pasando —dejo de lado el lápiz que sostenía y suspiro leve— Ya no se que hacer Drako...

—Bueno...—se acercó a ella y la tomo de el hombro— Desde hace unas semanas tengo a una rubia encima mío que no se a dado por vencida y me esta manipulando para ayudarla en todo.

Eso solo hizo que Ricitos desviará su mirada, sabía que hablaba de ella.

—Pero; apesar de toda la negatividad que eh tenido diciéndole que su plan no funcionará —suspira— No se rindió, y ahora no es el momento de hacerlo, Ricitos.

Ante aquellas palabras; Ricitos mantuvo desviada su mirada un buen rato, pensativa aún en la palabras de el lobo castaño. Luego de eso lo miro con una sonrisa.

—Gracias por animarme Drako —dijo riendo leve— Bueno ahora, ¿podrías ayudarme a terminar esta carta?

—Claro...

[....]

En estos momentos; el Shinigami se encontraba en un campo abierto de flores tanto silvestres como comunes. Hace tan solo unas horas atrás había recibido una pequeña nota de Ricitos, donde decía que necesitaba verlo con urgencia.

—Espero que sea importante lo que sea que tengas que decirme —comento con seriedad.—

—Hay cálmate que esto será para tu propio beneficio —se encoge de hombros— Y también para alguien más...

—Al grano.

—Bueno, te dije que te ayudaría con tu condición y eso haré técnicamente —esas palabras dejaron algo desconcertado a el lobo blanco— Ya entendí, digamos que prácticamente te prepare... una cita con Kitty.

El Shinigami simplemente la miro en silencio, cosa que solo asusto un poco a Ricitos. Pero la cosa era que él aún estaba tratando de procesar sus palabras, digo, había entendido la parte de cita pero... ¿cómo había logrado la rubia hacerlo?

—Espera... ¿cómo que una cita con Kitty? —le pregunta algo confundido, pero por su tono serio ella pensó que se había enojado.—

—Ehmm, si...

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Al ratito subo el otro cap :)

La enfermedad de las rosas (Kittydeath)Where stories live. Discover now