El lugar estaba bien iluminado y arreglado para esta ocasión especial en las palabras de Ricitos.

Sin dudas Drako había hecho un gran trabajo.

—Y ese fue el último —exclamo el lobo castaño, pasando su antebrazo por su frente, limpiando el sudor.—

—He de admitir que te quedó increíble, Sandoval —le respondió Ricitos, lo cual hizo que el lobo la fulminara con la mirada por llamarlo por su apellido.—

—Tuve algo de experiencia en estas cosas así en mi adolescencia cuando ayudaba a mi primo —se encogió de hombros, guardando el martillo que anteriormente había utilizado junto con otras herramientas— De el resto tu te encargas, por qué esta vez yo hice el trabajo pesado.

Con eso dicho, Drako se fue dejando sola a la rubia. Sin dudas esta vez sería totalmente diferente gracias a el lobo castaño.

[....]

—¿Es enserio? —exclamo Muerte de manera incrédula.—

—Por favor, Lobo. Agradece que no te pedí esto desde la primera vez si no desde hace dos meses me hubieras matado —Ricitos cruzó sus brazos, manteniéndose firme.—

—¿Es necesario? —volvio a decir el Shinigami, mientras Ricitos sentía que un tic le iba a aparecer en el ojo.—

—Bien, entonces le diré a Gato y así él aprovecha tal oferta —la rubia hizo el ademán de irse hasta que sintió como agarraban su brazo con fuerza y la devolvían a su lugar.—

—No trates de chantajearme —le gruñó de manera intimidante y autoritaria— Puede irte mal, o mejor dicho, puedo mandarte con tus padres...

—Eso es lo de menos para mí —la rubia se encogió de hombros— Tú escoges y decides como tomar mis palabras.

Soltando el brazo de Ricitos, el Shinigami soltó un gruñido animal para después tomar aquella bolsa que Ricitos le extendía e irse, dejando sola a la rubia.

—Ahora solo falta Patitas Suaves.

[....]

—La, la la, la la...—tarareo el joven lobo, afinando su guitarra mientras que de vez en cuando observaba a su alrededor o se detenía para ver si escuchaba otro ruido— Espero que todo salga bien.

Justo en esos momentos, escucho como la puerta fue abierta, así que salió a la parte principal de la pequeña cabaña.

—¿Ya vienen? —pregunto de una al ver a Ricitos.—

—Si, así que manos a la obra mi querido amigo.

Lo que esta vez sería nuevo, era una cena romántica, según el plan de Ricitos. Pero no en cualquier lugar claro.

Drako se había tomado una semana entera de construir una pequeña cabaña en aquel campo de flores abierto, dónde fue la primera "cita" de Muerte y Kitty. Solo que era más adentro, dónde había un pequeño bosque cerca de un hermoso lago.

Y la cabaña que el lobo castaño había construido, era de dos pisos. Algo grande a su propio parecer, ya que se supone que solo sería un lugar para encuentros casuales, ¿no?

—¡Huérfana! —la voz de el Shinigami, llamo la atención tanto de la mencionada y el joven lobo.—

—Hola —saludo Ricitos, mientras escaneaba a el lobo blanco de pies a cabeza— A ti te lucen bien los trajes de vestir, en especial los de color negro.

—Cállate —hablo entre dientes, a lo cual Ricitos rio leve— ¿Tienes todo listo?

—Sep. La cena, velas, la comida y la música —le respondió con orgullo.—

La enfermedad de las rosas (Kittydeath)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon