12. Crisis.

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Hi~ He estado pensando en una forma de poder abordar todos los temas que nos quedan pero sin sobrecargarlos de trauma y creo que optaré por escribir un capítulo fuerte rodeado de capítulos más domesticos para así hacerle honor al nombre del evento y que no les den miedo mis fluffs asjas pero igual, es bien dificil mantener un post canon doméstico dejando de lado la construcción psicologica de los personajes, está demasiado metida en mí el tener que trabajar eso, así que prometo que tendremos más altos que bajos, pero tendremos bajos. El capítulo de hoy es muy lindo, aunque priorizamos los temas que conversan ni crean que lo otro se olvida, no, no, acá acumulamos o enfrentamos. Pero hoy hay paz.

Mil gracias por el cariño.

Ash extiende su mano hacia el rostro de Eiji, sus yemas navegan desde la mata entintada suavemente aplastada contra la almohada hacia sus mejillas, están sonrosadas y develan una profunda vergüenza primeriza que hace que su corazón bombardee saltá...

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Ash extiende su mano hacia el rostro de Eiji, sus yemas navegan desde la mata entintada suavemente aplastada contra la almohada hacia sus mejillas, están sonrosadas y develan una profunda vergüenza primeriza que hace que su corazón bombardee saltándose latidos. Uno. Dos. Hasta tres. Sonríen. No rompen el contacto visual y al contrario se enganchan más en el otro, sus piernas se hallan enredadas en una cama demasiado pequeña para dos adultos, sus cuerpos están cerca e irónicamente Ash sabe que esto es lo más cerca que ha estado de alguien. Sigue con su tarea en la cara del nipón, delineando sus mejillas de hámster obeso atragantándose de semillas hasta sus tupidas cejas, tensa los párpados solo para después navegar entre los racimos que tiene por pestañas, acaricia su nariz e incluso siendo la parte "más helada" de Eiji es cálida, todo Eiji es realmente cálido. Se para en sus labios, los presiona hasta hacerlo sonreír dulcemente.

Dios, sus sonrisas.

Ash mataría por esas sonrisas, Ash moriría por esas sonrisas y lo más importante: Ash viviría por esas sonrisas.

Cada día se encuentra a sí mismo más enamorado de sus sonrisas y cada día se encuentra a sí mismo descubriendo nuevas sonrisas de las cuales enamorarse: adormiladas, enfadadas, esas que confunde con pucheros en sus momentos de mayor concentración, las que mitiga al hacer una travesura (sobre todo si el bastardo lo viste con esos pajarracos feos en la espalda o lo molesta por sus libros), las que van acompañadas de risas, las que son chillidos, las que tienen hoyuelos, las tímidas, las rosadas, las que hacen constelaciones, las que escriben sonetos, las que aceleran su corazón, las que gritan cosas que no merece como aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado, esas que hacen promesas sobre ir a lugares con nombres de Gremlins o esas que prometen para-siempres aunque se juró estar bien con un solo por ahora. Las sonrisas de Eiji. Su fulgor y su belleza de corazón.

—Estás enamorado de mí. —Ash dice—. ¿Cierto?

—Sí. —Y aunque su esposo luce con pena, no lo niega ni baja la mirada, de hecho, alza su palma para también acariciar su mejilla, su toque es ser bendecido con el sol tras estar una eternidad encasillado en una carcasa congelada, es esperanza, ternura, cariño e inocencia—. Estoy enamorado de ti, Aslan.

—Estás enamorado de mí. —Repite sin disimular su felicidad—. De todas las personas que hay en el mundo me elegiste a mí, de verdad eres un irracional, joder, debes estar loco.

Vida doméstica.Where stories live. Discover now