25. Misdialed call.

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Hi~ Ya les dije que los capítulos son bien dulces dentro de todo en este arco y sin bien, en Cape Cod casi siempre suelen pasar cosas malas en mis fics sentí este bien relajado dentro de todo, de hecho, me hizo darle vueltas a hartos temas, ya van a cachar porque.

Espero que les guste~

Están en Massachusetts, Cape Cod

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Están en Massachusetts, Cape Cod.

Es su luna de miel.

Ash debería estar contento, independiente de los fantasmas que su niñez le despierte, no existe nada más maravilloso que poder estar tirado en el pasto con Eiji, su cabeza se encuentra recostada encima de esos muslos torneados y bronceados que yacen enfundados en un short que lo remonta al verano que pasaron juntos tonteando. Pescado y papas fritas. Bananas. Nueces. Chips de chocolate y cereza. Con una Coca-Cola grande. Limpiándose sus dedos grasientos en sus camisas. Con la ropa aun puesta nadando en el río. Sí. Ese verano en que dejar a Eiji se volvió imposible. Y Aslan entendía la magnitud de sus sentimientos y en el fondo sabía qué nombre tenían. "Amor". Él amaba a Eiji. Y por eso mismo se permitió fingir un verano donde fuera normal, sabía que de la pelea de Dino no saldría vivo, estaba bien, ese verano vivió por todos los que no pudo.

¿Entonces qué diablos hace acá?

No sabe.

Tal vez, la vida es una hija de puta retorcida que goza torturando a los que se ven forzados a cruzarla.

Tal vez, realmente todo se acabó.

—Eiji. —De cualquier manera, lo llama para averiguarlo, más, no baja la mirada.

¿Eh? Así que a esto estamos jugando.

Así que Ash procede a enrollar sus brazos alrededor de su cintura y a hundir su rostro en esa camiseta blanca de a centavo para llamar su atención, sabe que lo ha hecho, porque su pulso saltado lo delata.

—Tu corazón está latiendo muy rápido, onii-chan.

Entonces el aludido baja la barbilla bajo la sombra moteada del árbol, le da un pestañeo somnoliento que alza las espigas igual que el aleteo de un mirlo, separa levemente sus labios sin que emitan mero sonido, no lo necesita, Ash ha aprendido a leer la manera en que estornuda su nombre con devoción, la pequeña «u» al final expande una calidez hirviendo desde lo más recóndito de su corazón al resto de sus músculos, lo derrite, para Eiji es fácil derretirlo con un desbordante fuego, basta que extienda la mano justo como en este momento, que roce su mejilla y le sonría, Dios, con esa clase de sonrisa que hace estrellas y espeta «aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado» y no le está preguntando. De pronto Ash se olvida de porqué estaba molesto, se perdió en Cape Cod y en su propia adoración por su esposo.

Ei-ji. —Repite provocando que se sonroje, joder, ama esos sonrojos, podría leerle los poemas más dulces del mundo con tal de provocarlos.

—¡Mocoso! —Ah, sí—. ¡El almuerzo estará listo pronto! ¡No vayan a nadar!

Vida doméstica.Where stories live. Discover now