Te sentaste en tu sala de estar, cómoda en tu alfombra esponjosa que estaba llena de lindas calcomanías y muchas fotos de tu novio. Dado que ambos decidieron celebrar un Día de San Valentín al estilo DIY, te concentraste en hacerle una linda tarjeta con todo el conocimiento que Internet tenía para ofrecer sobre artes y manualidades.
Después de un par de horas, los resultados estaban listos. Hiciste una tarjeta decente. Estabas en mal estado, pero los resultados valieron la pena. Un poco cansada, guardas todo en tu caja de manualidades y te acuestas en la alfombra, mirando las redes sociales.
Te sorprendes un poco cuando escuchas el giro de las llaves en la puerta principal. "Pensé que habías dicho que irías a tu casa esta noche", dices, apenas levantando la vista de tu teléfono.
"Lo hice, pero no tenía ganas de estar solo esta noche", dice Seokjin, con un tono de voz inesperado. A través de tu visión periférica, lo ves tomar asiento en tu sofá.
Te estaba mirando a ti, a tu cuerpo, cuando tus ojos se posaron en él. La pequeña sonrisa en su rostro te dijo todo lo que necesitabas saber. Una vez que te miró a los ojos, podías sentir el calor en tu estómago. Y así, te animaste. El cansancio abandonó tu cuerpo en un santiamén.
"Bueno, ¿Qué vamos a hacer?" preguntas, acercándote lentamente a él antes de arrodillarte entre sus piernas.
"Tengo algunas ideas", se encoge de hombros, sentándose más cómodamente en tu sofá mientras hace un punto para empujar su cadera hacia adelante. Estiró los brazos para entrelazar los dedos detrás de la cabeza, su sonrisa un poco más amplia ahora.
"Está bien, entonces... ¿Qué quieres que haga primero?" preguntas seductoramente, pasando tus manos por su torso, quitándole la camisa en el proceso. Sus labios se encuentran por unos segundos, y cuando sus dedos tocan tu cabello, surge una idea.
"¿Qué quieres hacer primero?" bromea, haciéndote reír.
"Bueno, creo que voy a necesitar el cabello atado para esto...", le das un golpe de pestañas y su sonrisa ahora es una sonrisa completa.
Vas al baño a buscar un lazo para el cabello, y podrías recogerlo en ese momento, pero ¿Cuál es la diversión Después de regresar con él, colocas ceremoniosamente tus cojines donde residirán tus rodillas y no rompes el contacto visual mientras te atas el cabello.
Usas sus muslos como apoyo mientras te posicionas, y su respiración se detiene por un segundo. Siempre hace todo lo posible por ocultar su entusiasmo, como una forma de mantener el control de la situación, pero sabes cómo derribarlo.
Lo besas. Un beso intenso y descuidado, antes de besar tu camino a través de su mandíbula, cuello y pecho. Subes la intensidad y la duración de los besos cuando llegas a su abdomen, moviéndolo lentamente, haciendo todo lo posible para llevarlo a la desesperación.
Después de llegar a tu destino, miras su rostro. Sus ojos están ligeramente abiertos, sus labios entreabiertos y su pecho subiendo y bajando a una velocidad más rápida. Está ansioso. Acaricias sus muslos a través de sus jeans, desde sus rodillas hasta su entrepierna, anticipando ya su profundo suspiro.
Alcanzas su cremallera, desabrochándola lentamente. Lo miras de nuevo, en busca de contacto visual, y él no oculta la lujuria en sus ojos. Sus pantalones bajan por sus piernas y, a través de sus bóxers negros, puedes ver su bulto creciendo en tamaño. Pero eso no es suficiente para ti. Lo quieres duro como una roca.
La palma de tus manos acaricia la parte interna de sus muslos y él gime tanto de impaciencia como de anticipación. Sus dedos alcanzan tu mejilla y pasa su pulgar por tu labio inferior. Siendo tan atractiva como a él le gusta, conectas la punta de su pulgar con la punta de tu lengua y él suspira profundamente.
"Deja de jugar, ¿quieres?" pregunta, su voz alterada.
"Pero me encanta hacerlo", bromeas con una sonrisa burlona. "Me encanta crear esa anticipación en tu estómago", explicas mientras tus dedos se encuentran con su abdomen, dibujando círculos lentamente. "Quiero que sientas ese anhelo", explicas, tu voz susurrando dramáticamente, "Quiero que me esperes. Espera mis labios. Quiero que olvides tu nombre. No quiero nada más que desesperación y euforia cuando la punta de mi lengua rodee..."
"¡Suficiente!" gruñe, pasándose la mano por el pelo. Que lindo desastre. "¿Puedes por favor solo..." susurra, sin el coraje para terminar su oración.
"¿Perdón?", preguntas inocentemente, arrastrando las manos hacia el interior de sus muslos, asegurándote de no tocar su creciente bulto. Casi listo. La sonrisa engreída delata tus trucos.
"¿Puedes...?", explota. "¿Tengo que decirlo?"
"¿Decir qué?", te muerdes el labio inferior y pestañeas. Es demasiado fácil. Pero tiene ganas de ceder.
"¿Puedes... por favor... chupármela?", cierra los ojos, probablemente para ocultarte su excitación.
"Oh... eso", te ríes. "Bueno, ya que lo has pedido tan amablemente...".
Sabes que no puedes salirte con la tuya con tantas más bromas, así que aprovechas el poco tiempo que tienes. Con los pulgares, comienza a dibujar círculos a los lados de su bulto, viajando hacia arriba con cada círculo. Una vez que llegas a la cintura de sus bóxers, te tomas tu dulce tiempo para quitárselos, revelando su, ya palpitante, polla.
"Mierda", susurras. Sus venas son prominentes de la expectativa. Está erecto como a ti te gusta, y casi puedes ver el líquido preseminal en su punta. Ahora eres tú la que está salivando.
Sin mucha ceremonia esta vez, lames su eje desde la base, gimiendo al llegar a la punta. Seokjin también gime, y su voz hace que tu estómago se vuelva loco. Envuelves su pene con un movimiento rápido, y no puedes contener tu gemido cuando avanzas. Enterraste la cara entre sus muslos unas cuantas veces más, perdiendo la paciencia que tenías para los movimientos lentos.
Después de un impresionante rastro de saliva entre tus labios y su punta, lo usaste como lubricante para tu mano. Masajeas su longitud hacia arriba y hacia abajo varias veces, pero querías tu boca en su pene nuevamente y también Seokjin. Descansaste tu mano en su base, asegurando su pene en su lugar mientras envolvías tus labios alrededor de él una vez más. Tus reflejos nauseosos comenzaron a aparecer, pero perseveraste, yendo más y más rápido.
Usaste tu lengua a tu favor, dando a conocer su presencia mientras tu cabeza subía y bajaba.
"Oh, mierda", dice Seokjin. Agarra la base de tu coleta y guía tu cabeza mientras gime. Lo dejaste conducir de esta manera, concentrada en aplicar suficiente presión con tu lengua. Su guía se vuelve más rápida y sus gemidos son cada vez más fuertes. Está cerca.
Apenas has cambiado tu técnica, simplemente quitando tu mano de su lugar de descanso en su base, permitiendo que tu boca y tu lengua brillen. "Mierda, estoy cerca", susurra. Con un fuerte pop, se quita de tu boca y usa su mano para terminar. No queriendo quedarte inactiva, le lames las bolas. Vuelve a sisear, y justo cuando cierras los ojos, sientes el calor de su liberación en la frente y la mejilla.
"Maldita sea, soy realmente buena en esto", bromeas.
"Sí, pero creo que ahora es mi turno de hacerte retorcer".
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written by ➼ jjksblackgf
