¿Cómo le dices a alguien que lo amas si ni siquiera puedes hablar?
-Capítulos cortos (200 a 1300 palabras)
-Este fic tiene dos niveles: "¿Dónde está mí insulina?" Y "¿Dónde está el Clorox?"
-Contiene escenas de lemon/?/sexo explícito, pero tiene adv...
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— ¿Porqué no me dijiste que era tu cumpleaños?
Slime vió con su único ojo disponible, ya que el otro estaba detrás de una pequeña toalla con hielos y se encogió de hombros.
La fiesta de cumpleaños era exclusivamente familiar, pero era porque Slime no tenía amigos para invitar, todos habían quedado en dsmp y no habían podido venir.
Así que sólo estaban ellos dos, entre los padres de Slime, su abuela y un par de tíos, porque, de nuevo, muchos se habían quedado en dsmp.
— Ni siquiera te tengo un regalo, Slime— dijo, pero el otro sólo se encogió de hombros—. No, no hagas eso, a mí me molesta mucho cuando no me traen un regalo en mí cumpleaños, es que... Es una de las pocas ocasiones del año donde te dan un regalo.
Slime lo apuntó y luego movió el dedo negativamente.
— Bien, yo no me contengo cuando quiero regalarte algo.
Eso hizo a slime sonreír, pero hizo una mueca de dolor cuando el gesto le tiró la herida del labio.
Mariana suspiró, todavía tenía ganas de matar a esos chicos.
Lo había visto salir del baño, carcajeandose, uno de ellos lo miró, con esa sonrisa egocencentrica.
"Tu novio te estaba llamando" dijo, para luego hacer una "o" con los labios, burlándose de la mudez de Slime "Oh, cierto" y no escuchó más porque había ido corriendo hacia el lugar.
Slime se dió cuenta de qué debía estar pensando Mariana , se acercó a él para apoyar una mano en su hombro, negando con la cabeza para que se olvide.
Mariana alzó la vista hacia él.
Slime era un chico muy dulce, demasiado cálido para un mundo tan frío, con personas que querían apagar ese calor, ese brillo en los ojos y que planeaban amargarlo.
Mariana tenía que desgraciadamente, habían enfriado bastante la personalidad del chico, aunque con él no era así, en cuanto Slime volvía a estar solo parecía apagarse.
Y no lo merecía, no merecía nada de eso.
— slime, creo que deberías cambiarte de escuela— dijo.
Las palabras hicieron que las cejas de Jimin se alzaran, abriendo los ojos con lo que parecía miedo, comenzó a negar efusivamente, haciendo señas con su única mano disponible.
Mariana intentó tranquilizarlo, tomando su mano entre las suyas, conteniendola.
— Tranquilo, shhh... Yo me cambiaré de escuela también— dijo—. Estaremos juntos, seguiremos juntos.
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