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—¿Todavía no le dijiste lo que sientes?

Mariana negó, manteniendo su seriedad, Dream, por su parte, parecía decepcionado.

— ¿Pero lo has visto?

Mariana asintió.

— El otro día lo ví... Bien, estaba en su casa, era lógico, pero con su madre pensábamos que llegaría más tarde— contó—. Pero me vió, practicando las señas, y cuando quise decir algo se fué... Y yo sólo me congelé, no pude ir— mintió.

Dream de frotó el rostro, suspirando pasadamente.

— Qué idiota...

— ¿Por qué? — Mariana alzó una ceja— ¿Por no decir mis sentimientos?

— Exactamente— concordó el rubio cenizoso.

— Oh, vaya, a quién me suena— dijo el castaño con ironía.

Dream lo miró unos segundos hasta comprender a qué se refería.

— Bien, bien... Nunca dije que yo no fuera un idiota, digo, somos amigos, tenemos cosas en común.

Mariana lo miró con el ceño fruncido.

— Idiota empedernido— dijo, y tomó su mochila para levantarse del pasto y caminar hacia la escuela.

— No me dejes hablando solo, Mariana— Dream apareció luego de correr hasta llegar a su lado.

El Castaño lo miró alzando una ceja con indignación.

— Mira, no eres mejor que yo en esto de confesarse, así que no actúes como si yo estuviera haciendo mal las cosas— dijo el rubio cenizo.

— La gracia de la vida es que tienes que ser mejor que el resto— Mariana sonrió, largó el aire en un corto suspiro—. Yo... Voy a confesarme a Slime hoy, aquí en la escuela.

Dream sonrió y aplaudió.

— Al fin demuestras algo de huevos en la vida.

Mariana hizo una mueca de asco ante la expresión.

— Me disgustas— dijo por lo bajo.

— Me disgustas— dijo por lo bajo

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Mute ────  Slimeriana  (editando)Where stories live. Discover now