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Cierto día, slime se había lastimado en las prácticas de baile.

Se había doblado el tobillo, al pisar mal, y apenas fracturado, una fisura, como había dicho el médico, la muñeca, al caer con todo su peso sobre esta.

Le dolía tanto que las lágrimas le picaban los ojos, aunque se resistió a llorar, y no fue sino hasta que Mariana llegó con él que se escondió en su pecho para que nadie lo viera.

Mariana se había asustado bastante cuando había recibido el mensaje de su novio de si podía ir a la sala de baile, sin más información que esa.

Incluso cuando la señora Wilbur llegó para llevarse a su hijo, Mariana no se separó de él, y la mujer tuvo que firmar para retirar a los dos.

En el camino al hospital, con slime teniendo su muñeca descansar dentro de un pañuelo, atado a su cuello, el chico ya había dejado de llorar y se empeñaba en mantener la vista baja, apoyando su cabeza en el hombro de Mariana.

— No sigas mal— pidió el castaño, acariciando su pelo y mejilla, alzando el rostro del chico para mirarlo.

Slime negó, volviendo a acomodarse.

— Slimesito— lo llamó, aunque el mudo lo ignoró—. Te conozco, algo te pasa, ¿En qué piensas?

Slime tardó un momento en negar de nuevo.

Mariana se ahorró un suspiro, tomó a Slime por sus mejillas, volviendo a alzar su rostro.

— Dime— habló con suavidad.

Slime suspiro. Con su mano libre se señaló a si mismo, y luego junto todos sus dedos, y tocó su mejilla con la punta de estos.

— ¡Charlie! — su madre se enojó un poco, viendo los gestos por el espejo.

— ¿Qué significa? — preguntó Mariana.

La señora Wilbur suspiró.

— Dijo "Soy tonto".

Mariana lo miró con el ceño fruncido, vió el mohín en los labios de slime, el mudo volvía a tener la vista baja.

— slime, no eres tonto— habló el rubio con suavidad—. ¿Por qué serías tonto? ¿Por caerte? Es algo que le pasa a cualquiera.

Slime sacó su cuaderno.

"Soy tonto porque no sé coordinar. Me caí por bailar mal".

— No bailas mal— dijo Mariana, automáticamente, negando con su cabeza para enfatizar—. Slime, eres el mejor bailarín que he visto.

"Tú no ves bailar a nadie más que a mí".

— No voy a perder el tiempo viendo bailar a otros cuando puedo ver al mejor bailarín del mundo— replicó Mariana, mirándolo directamente.

Slime bajó su cuaderno, sin nada que decir, sus mejillas se tiñieron de rojo, y Mariana dejó un sonoro beso en ambas, haciendo que la señora Wilbur  riera.

Slime bajó su cuaderno, sin nada que decir, sus mejillas se tiñieron de rojo, y Mariana dejó un sonoro beso en ambas, haciendo que la señora Wilbur  riera

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Mute ────  Slimeriana  (editando)Where stories live. Discover now