𝑇ℎ𝑒 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛 - 𝑆𝑜𝑜𝑘𝑎𝑖

10

—¿Qué hacías ahí? —inquirió. —¿Qué oíste?

El pelinegro lo ignoró y preguntó: —¿Qué ocultas?

Soobin se paralizó.

—No sé que traes entre manos pero quiero saber si tengo que ver en eso. —siguió, tan nervioso como se le había hecho costumbre. —Odio las mentiras, Soobin.

La extraña sensación de haber vívido algo similar antes lo invadió de nuevo. ¿Por qué sentía eso como un dejavú si nunca había visto a Soobin? ¿O si?

—No oculto nada. —respondió. Y por el temblar de sus manos y su mirada fija en el piso Hueningkai supo que mentía.

—¡Bien! No importa. —estaba enojado, joder. —Realmente no importa. —cayó de espaldas en la cama y Soobin se subió a horcajadas de él. —¿Qué se supone que estás-

—Deberías aprender a callarte. —murmuró el mayor sobre sus labios, Hueningkai se sintió nervioso casi de inmediato. —Podrías hacer cosas increíbles con esos labios... —volvió a murmurar pero, esta vez, cerca de su oreja y dejó un beso en su cuello.

—Soobin... —el mayor sonrió sobre su cuello y se alejó. —¿Qué dem- —fue cortado por el dedo de Soobin sobre sus labios.

—Los niños malos necesitan disciplina. —dijo con una sonrisa impregnada en sus labios.

—Hijo de-

El casto beso en sus labios lo calló nuevamente y Hueningkai lo miró con el ceño fruncido. ¿Por qué hacía eso?

—Definitivamente eres un niño. —sonrió con sorna y le guiñó un ojo. —Y uno muy bonito por cierto.

—¡Soobin! —gritó el menor al ver que el rubio se iba de la habitación y forcejeó por abrir la puerta pero ésta estaba con tranca. Soobin era un hijo de puta y lo confirmaba cada día más.

Pero por alguna razón, sentía que le gustaba Soobin. ¡No! Eso ni siquiera podía ser posible, solo estaba especulando por el reciente shock que tuvo. Si, era eso.

Y por otro lado, estaba ese sentimiento de inquietud cada vez que lo tenía enfrente.

Soobin ocultaba algo y él iba a descubrir que era.

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