E x t r a 10

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Estaba fuera de tiempo, no sabía si era a causa del estrés o de tantos sentimientos encontrados. Realmente estaba muy cansado y hasta le era imposible conciliar el sueño. Cerró los ojos y nuevamente, el peso de todas sus decisiciones cayó sobre él. Podría decirse que sí, que estaba arrepentido de cada una de ellas, pero ya no había vuelta atrás, no había nada qué hacer, sólo le quedaba seguir adelante, callándolo todo, como siempre lo había hecho.

Se había prometido ser una persona fuerte de mente y espíritu, sólo que eso le había hecho ignorar sus propios sentimientos y emociones, lo había hecho ocultarlos bajo esa enorme sonrisa para poder aliviar a los demás y también para aliviarse a sí mismo. ¿Qué había hecho? Ahora se encontraba perdido, su mente no podía pensar nada más que en las malas decisiones que había tomado, desde que aceptó consolar a su amigo Akaza hasta que decidió romper el corazón del joven Kamado, provocando que el suyo también se rompiera en ese momento.

Las clases, los estudiantes, Akaza, el joven Kamado, Tomioka san, su moral, sus sentimientos... No podía pensar con claridad. Uzui san tenía razón, había dado de más para otras personas, dejándose de lado. Si bien, a pesar de tener el corazón algo roto, el amor era un sentimiento tan lindo que no podía evitar privarse de él. No importaba nada, sabía que el amor podía hacer posible lo imposible, sólo que las cosas no estaban saliendo como él las planeaba. 

Resopló y fijó su vista en aquel libro que estaba leyendo. Un amor apasionante como el fuego, pero que no podía ser posible. ¿Por qué? Los momentos eran tan cortos, la vida era un instante, el amor era eterno y la muerte sólo distanciaba más a los enamorados. Ambos jóvenes tenían el mismo aliento, el mismo espíritu, uno aún estaba naciendo, el otro ya había experimentado todo en la vida..., podría decirse que estaba por apagarse. Efímero. Hermoso. Triste. Los corazones estaban conectados a pesar de la muerte, en otra vida, en una mejor vida, ambos se volverían a encontrar, con el mismo tiempo, teniendo toda una vida para amarse como nunca lo pudieron hacer.

— ¿En otra vida quizás... ? — murmuró, dejando el libro sobre su escritorio.

— ¿Por qué no en esta vida? ¿Acaso ya estás por morirte? Por favor, Kyojuro saaan, no sé qué haré sin ti — Rengoku se sobresaltó al escuchar a su amigo tan repentinamente. ¿Había leído sus pensamientos?  Uzui ingresó al salón sin pedir permiso y tomó asiento enfrente del rubio.

— ¡Rengoku san! ¡Ya tengo las instrucciones y los equipos para el festival deportivo! — otra voz se unió, irrumpiendo también los pensamientos del rubio. Uzui saludó con una mano y Kyojuro sonrió y la invitó a sentarse. — Humm, ¿por qué las caras largas? ¿Sucedió algo? ¿Algo en específico? ¿Algo quizás relacionado al amor? — tanteó Mitsuri, tomando asiento al lado del albino.

Uzui frunció el ceño y negó con la cabeza. — Yo no tengo problema... Aún y ojalá que no los tenga pronto. Zenitsu es todo lo que podía esperar. — contestó, relajándose en su asiento. Miró a Kyojuro y se preocupó, sabía que su amigo tenía un conflicto, pero no sabía qué tan grande podría ser. Mitsuri ladeó los labios, sentía la tristeza del rubio por más que no borrara esa sonrisa de su rostro.

Hah..., lo suponía — habló de nuevo el albino, ladeando los labios — Si no quieres hablar aún de ello, no te presionaremos... Sólo queremos ayudarte — dijo con calma, intentando brindar confianza a su amigo.

— Rengoku san..., ¡no me parece justo que una persona como tú no pueda ser correspondida! — comentó Mitsuri, llamando la atención del rubio. — Hah... no me mires así, sé por lo que estás pasando porque somos amigos y te conozco, y porque tengo un sexto sentido que me indica cuando algo se trata de amor — añadió, encogiéndose de hombros.

Profesor [[ e x t r a s ]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora