A.B.C [sterek]

R

R: responsabilidad.

⋋⁠✿⁠ ✿⁠⋌

   Stiles lo hace de una manera que Derek no se da cuenta hasta que es demasiado tarde. De alguna manera se acerca, rápido o lento, no importa, antes de poder evitarlo ya está allí. Es escurridizo, se mete entre las grietas de sus muros, se abre paso entre sus advertencias. No le teme, le responde aún cuando le amenaza, le desafía, es un dolor de cabeza irritante. Sin embargo, aunque al comienzo lo apartó, él se mantuvo a su lado hasta que su presencia se volvió indispensable. Derek entonces buscaría a Stiles en las reuniones, lo incluiría en todos los planes o esperaría que él los hiciera. Se acercaría a él, siempre a su izquierda, escuchándole atentamente o quejándose porque habla demasiadas tonterías. Pero cuando no está se sentiría ansioso de manera inconsciente.

Se acostumbró a su constante intromisión, a la interminable verborrea, al aroma a medicina y primavera que desprendía, a los latidos rápidos y a los tics insufribles. A la... manera en que siempre estaba allí para ellos, su apoyo incondicional, las bromas y gestos que le hacen ser divertido.

—¿Qué? —Stiles, sintiendo la mirada de Derek sobre él, alza la vista de la tarea que estaba haciendo. —¿Ocurre algo? —esta sentado en el sofá del loft, los cuadernos y libros regados en la mesa de centro. Se acostumbró a invadir el espacio personal de Derek. Primero con pequeñas visitas, luego quedándose hasta tarde, lo que ahora se convirtió en quedarse al menos una noche. A veces para ver películas, a veces para hacer tareas. Se volvió algo tan común que no se sintió raro.

—Nada. —Derek dice, había estado haciendo ejercicio cuando se detuvo a pensar en la presencia de Stiles allí. —Sólo me pregunto desde cuándo me he vuelto tan fácil. —piensa en voz alta.

—¿Qué? —Stilinski le mira con más confusión.

—Quiero que sepas que domar implica responsabilidad.

—Por supuesto. —el adolescente responde sin saber a qué se refería. —¿Qué quieres para cenar? —pregunta para cambiar el tema. —Si quieres que cocine, tendremos que salir a comprar.

—Me cambiaré. —Derek decide. Por supuesto que prefería que Stiles cocinara.

Con una sonrisa llena de diversión, Stilinski deja de lado la tarea. Las cosas entre Derek y él se habían vuelto extrañamente... familiares.