Alicia es una chica insegura y tímida, que lleva más de seis años enamorada de su mejor amigo. Pero nunca se lo dijo ya que, sus miedos e inseguridades se lo impiden. Así que decide empezar terapia para sanar sus heridas internas y encontrar el v...
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Genaro.
Mi boca estaba pegada a la de Alicia. Mis labios estaban moviéndose sobre los de mi mejor amiga.
¡La estaba besando!
Los dedos de Alicia se entrelazaban con los míos, sus labios se movían con suavidad sobre mi boca . Pero quería más, no podía creer que al fin estaba pasando. Al fin estaba besando a la chica de la que siempre estuve enamorado.
Quise bajar una mano a su cintura, pero creo que eso hizo que ella volviera a la realidad. Ya que se separó de golpe.
Nos quedamos viendo por unos segundos, luce tan hermosa con su pelo rubio desordenado. Las mejillas rojas, sus ojos verdes mirándome de esa forma que me vuelve loco.
—Lo siento, no debí — dice alejándose de mí.
— No — digo, ella parece herida. Me acerco más a ella y pongo mis manos de vuelta en su cara. Es algo que hago siempre, me encanta la suavidad de su piel —. Si debiste hacerlo, porque si no lo hacías vos. Lo iba a terminar haciendo yo.
Quedo pasmada, procesando mis palabras. Yo igual, no puedo creer que las dije.
Al fin, ya me había cansado de esperar que te pusieras los pantalones.
Ignoro a mi conciencia, para mirar a mi amiga. Que se quedó callada.
Bajo la vista a sus carnosos labios, me muero por besarla. Pero no de forma lenta como la de recién, sino una frenética y llena de necesidad de esa boca.
— ¿Te deje sin palabras cara de bolis? — pregunte conteniendo la risa.
Ella frunció el ceño y me miro molesta. Con sus manos agarro mi cara imito mi posición, aplasto mis cachetes con fuerza.
— Claro que no — agarre y apoye mi frente en la suya—. Pero esto es algo que los amigos no hacen...
Sabía a lo que se refería, pero la conozco. Sé que si hablamos de esto como personas civilizadas no lleguemos a ningún lado culpa de la vergüenza o el miedo a decir lo que ambos sentimos.
Así que recurro a la mauske herramienta misteriosa, el sarcasmo y las bromas.
— Hace unas semanas me dijiste que no soy más tu amigo.
Ella se separa y saca sus manos de mi cara, hago lo mismo. Pero inmediatamente busco sus manos para agarrarla, si lo se soy pesado. Pero es que literalmente estoy en una nube.
