Capítulo 30.

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Capítulo 30.

Stop Crying Your Heart Out- Oasis


Alicia

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Alicia.

— O sea que el día que no tengo terapia, va la mismísima reina Azucena — digo enojada.

Vico suelta una carcajada, y toma de su batido.

Se la veía mucho mejor, sin ojeras y sonriendo.

— Si, encima hablo conmigo y me va ayudar para que me dejen de molestar — dijo con media sonrisa.

Todavía tengo la rabia atragantada en la garganta, cuando me invito a merendar hoy me puse realmente feliz. Ya qué llevamos semanas solo hablando por teléfono y viéndonos los viernes después de terapia. Aprovecho este momento para contarme que paso realmente y lo que viene pasando desde que comenzó el año.

Eso me dolió bastante, porque tanto ella como yo. Iniciamos el año escolar con miedo de lo que podría ocurrir, de que todo nuestro esfuerzo fuera en vano.

Y mientras yo no la pase tan mal, ya que el grupo de Leo no me ha molestado y esto con mis amigos, solo queda Leticia. Pero a ella la ignoro.

No sabía que Vico la estaba pasando mal, aunque llevamos dos meses y medio de clases, el daño que le hicieron es terrible.

Pero ver a mi dulce amiga, acá merendando y sonriendo. Diciéndome que hará todo lo posible por estar bien, me hace verla de otro modo.

No solo verla como mi amiga que lucha cada día, sino como alguien resilente y valiente. Que levanta la cabeza a pesar de las lágrimas. Eso es totalmente admirable.

— Estoy muy orgullosa de vos, Vico — digo de repente.

— Todavía no hice nada, estoy en camino.

—Lo mismo sonsa — le tiro con una servilleta —. Lo estás haciendo y sabes que me tenés a mí, para todo lo que necesites. Llorar, gritar o ir llenarles la casa de huevo.

Ella comenzó a reírse negando con la cabeza.

— Dios, te juntaste mucho con los chicos.

— Es que vos me abandonaste. Gena este modo meloso, así que me vive llevando a cada juntada que hacen. Se me pegaron sus mañas.

Ella suelta un chillido.

— ¡Al fin! — chillo haciendo que las personas a nuestro lado. Nos miraran de reojo. — Quería decirlo en persona. Es que tardaron tanto en aceptar que se amaban, que ya me estaba cansado — comenta —. Aunque estoy muy feliz por ustedes.

— Gracias, es que todavía no me lo creo — comento riendo. — Es tan irreal, seguimos siendo cariñosos pero hay otra confianza entre nosotros. Una en la que yo sé que puedo besarlo en los labios en cualquier momento. Y en la que él me agarra de la cintura sin importar el momento. — suelto una risa recordando lo que paso ayer —, el viernes en el recreo. Yo hablaba con Kai y unos chicos del curso sobre un trabajo. Y de la nada apareció Genaro sumándose a la conversación, pero pasando su brazo por mi cintura. Algo que no pasó desapercibido por nadie, ya que vi como los ojos de mis tres compañeros iban a su mano en mi cintura.

No vales la pena, lo vales todo.Where stories live. Discover now