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Llevé a Rebecca a su casa y el camino se sentía como una despedida.
¿Por qué siento esto?
- Es aquí. -estacioné el auto y ella tecleó en su celular.
- ¿Volveré a verte? -pregunté.
Ella me miró a los ojos con tristeza, entendí que era un rotundo no. Que ya no tenía sentido, pues ya dijimos todo lo que necesitabamos saber.
Me acerqué a su rostro lentamente, tanto que podía sentir su respiración.
Entonces lo hice. La besé.
Cuánto extrañaba el sabor y la delicadez de sus besos.
Ella no se separó. Hasta que lo hizo.
- Esto está mal. -dijo mientras que con una de sus manos sostenía la mía y con la otra acariciaba mi mejilla.
- Siempre te amaré. -solté esas palabras con total sinceridad.
Ella me miró con una sonrisa, sus ojos emanaban nostalgia. Acarició mi mejilla una vez más y abrió la puerta del auto.
- Adiós Freen. -caminó hasta la puerta de su casa pero se volvió. - Yo también.
La puerta fue abierta por la mujer de la foto que había visto hace unos meses. En realidad si era su novia. La saludó con un beso y Becky miró al auto antes de entrar al que ahora ella llamaba su nuevo hogar.
Lloré. Lloré mientras conducía. Lloré tanto que mi vista se nublaba. Entonces aceleré la velocidad del auto.
